martes, 12 de agosto de 2025

Tour de Suiza - Dia 2 - Splügenpass y Passo San Bernardino

Una etapa crucial.

Era el día clave de toda la semana, después de los dolores de rodilla el día anterior, en el primer puerto, la cuestión era saber si ese dolor iba a persistir o remitir.

Ya de buenas a primeras, me costó muchísimo dormir la noche anterior, la preocupación de la rodilla estaba ahí y pasa factura. Al levantarme seguía con esa preocupación, ya que, aunque parecía que no me dolía, dicho dolor podría aparecer en cualquier momento. 

El desayuno de hecho me costó un mundo, y eso que, ante la magnitud de estas etapas, hay que meterse entre pecho y espalda un buen desayuno, y más cuando era la etapa más larga, asi que me forcé mucho a desayunar. 

Perfil y recorrido de la 2a etapa.

El día comenzó con una fina lluvia a la salida de Saint Moritz y yo tomando el mando del grupo, dado que quería imponer mi ritmo desde el minuto 1, el que me fuera bien a mí. El caso es que todos se pusieron a rueda durante los 10 kms de llano iniciales y tambien durante los 35 kms siguientes que eran de bajada que teníamos antes de afrontar el coloso del Splügenpass todo al principio bajo una fina lluvia y bordeando unos cuantos lagos, que si ya de por sí, con todo nublado era espectacular, con sol debería haber sido precioso. 

El puerto del Splügenpass, lo íbamos a afrontar desde la vertiente italiana, es decir, habíamos entrado en Italia durante el descenso, estando la frontera con Suiza, justo en la cima. 

Mientras tanto, durante esos 45 kilómetros iniciales, la rodilla iba respondiendo sin problemas, pero venia la prueba de fuego.

En la población de Chiavenna, donde comenzaba el Splügenpass como he comentado anteriormente, hicimos un avituallamiento para soltar ropa (yo me quede con el chaleco por si acaso), comer algo y seguir con el recorrido. Yo hice una parada muy breve, de apenas 3-4 minutos y arranqué un rato antes que los demás, ya que mi temor era que la rodilla protestara y me quedara el ultimo sin remedio ralentizando a todo el grupo. Por eso mismo, arranque rápido, no sé cuánto tiempo de ventaja sobre los demás, pero quería seguir con mi ritmo junto con mucha cadencia e ir haciendo camino.

El puerto en sí se puede dividir en tres bloques: uno inicial de 10 kms, un intermedio de otros 10 kms y un final de 3 kms. Habiendo entre bloques unos 2 kms de llano o falso llano, que eso hace que los datos del puerto que uno ve a priori no sean muy fiables, ya que estos dos tramos de descanso, hace que el porcentaje total del puerto baje una barbaridad, mientras que, si ves cada tramo individualmente, tienes una media de pendiente que asusta.

Me explico, si coges la altimetría total de este puerto tiene una pendiente media del 5,2% y pensamos todos que es un puerto muy tendido, pero claro, si coges los tres bloques que antes en mencionado, de manera independiente, los porcentajes son del 8-9% como mínimo y muy mantenido. Esto hace que el Splügenpass sea un señor puerto. 

Y, además, salpicado durante todo el ascenso con 51 curvas de herradura, todas numeradas, haciendo que se coja altura muy rápidamente. 

El primer bloque, lo subí entero casi yo solito sin ver a nadie por detrás, ya que solo me cogió una persona. Lo subí muy bien a mi ritmo, concentrado y tambien disfrutando de las impresionantes vistas. Este primer bloque, por ejemplo, tenía un tramo de 10 curvas de herraduras muy seguidas, que se ven todas desde abajo cuando llegas e incluso alguna de ellas, con galería incluida, es decir, la propia curva de herradura metida en un túnel y eso, al menos yo, es algo que no había visto antes y eso que ya tengo unos cuantos puertos a mis espaldas.

Un poco después, llegaba al primer descanso, concretamente a la altura del pueblo de Campodolcino, y en este pueblo, uno ve esas cosas que no son fáciles de ver, pero que aquí en Suiza lo deben de ver como algo normal. Vi como un helicóptero, muy cerca de la ladera de la montaña, junto con un par de personas en la misma, con un cable estaban retirando varios troncos de una cascada. Era una imagen cuando menos insólita.

Subiendo por el primer tramo del Splügenpass. Foto de Rubén Fueyo @rubenfueyofotografo

Una vez pasado este bloque inicial, tocaba el bloque intermedio, donde había más de lo mismo, más curvas de herradura a cada poco (recordar, que, por esta vertiente, había 51 curvas de herradura hasta la cima y todas numeradas). Además, en este bloque, te vas dando cuenta que la vegetación va cambiando poco a poco. Asi como el primer bloque era todo entre árboles, este segundo paso daba paso a más praderas y menos árboles, lo que hizo que la temperatura empezara a caer en picado.

Ya cuando quedaban apenas un par de kms de este segundo bloque, que culminaba en una presa construida a principios del siglo XX y con su correspondiente espectacular lago, me vi obligado a parar un momento a ponerme el chaleco, debido a que al principio del puerto como hacía algo de calor, decidí subir totalmente de corto, pero iba congelado y el chaleco que por si acaso me quedé, me vino a las mil maravillas. Una vez ya en esta presa, se daba por concluido este segundo tramo y tocaba el segundo gran descanso.

Este segundo descanso, bordeaba el lago de la presa durante 2-3 kilómetros con una carretera y una zona totalmente inhóspita, ya que ahí todo el entorno era todo roca, rodeado de montañas y zonas nevadas por las alturas de estas. Realmente impresionante. Al llegar a la población de Montespluga solo quedaba afrontar los 3 kms finales del último bloque de este puerto del Splüglenpass.

La temperatura seguía bajando, el viento cada vez era más fuerte pero los 3 kms finales, no fueron excesivamente duros, y, además, fui cogido por el resto del grupo a apenas 300 metros de la cima. Y lo más importante, ni rastro de los dolores de rodilla. El coloso del día estaba salvado. 

Puerto superado, un monstruo como el Splügenpass

Ya arriba del puerto, la foto fue un visto y no visto, nos abrigamos todos rápidamente con toda la ropa que llevábamos en la furgoneta, en buena cuenta por el tremendo vendaval que había arriba y los cero grados de temperatura. Además, el cartel con el nombre del puerto y la altitud, ni se podía ver, de tantas y tantas pegatinas (odiosa costumbre) que tenía el cartel.

Comenzamos a bajar, y poco a poco en el descenso, empezó a salir el sol y subir la temperatura, no mucho, pero algo es algo, aunque lo más destacado de la bajada fue el hecho de afrontar cerca de 20 curvas de herradura en apenas 3 kms. Una vez pasado ese tramo, seguimos bajando el puerto, casi 20 kms hasta llegar a Splügen para hacer el avituallamiento en condiciones de temperatura adecuada, aunque algunos llegaron abajo tiritando del frio que hacía.

Bajando por la vertiente suiza del Splügenpass

Una vez abajo, tocaba transición de unos 15 kms para afrontar el segundo puerto del día, el Passo San Bernardino, un puerto de apenas 8 kms, pero con 29 curvas de herradura en la subida. Telita de la buena.

Ni que decir, que esta transición por el llano, también la hicimos conmigo al frente de grupo, iba marcando un ritmo cómodo para todos asi que todos contentos.

Al llegar a las faldas de este segundo puerto, en la localidad de Hinterrhein, todo el mundo puso su ritmo y para arriba, cierto que no era un puerto excesivamente duro, y las curvas de herradura, te animan a tener un ritmo majete, además como todo puerto con curvas de herradura, el hecho de ganar altitud rápidamente te anima mucho el ritmo. 

En este puerto, a 4 kms kilómetros de la cima, mi compañero de habitación, Javier, y un servidor, fuimos tranquilamente de charla, conociéndonos un poco mejor. El viene de Colombia y yo de España, asi que hay cosas, que son absolutamente distintas en nuestros países, y esto es muy bonito, el poder charlar y conocer cosas de otros países.

En una de las 29 curvas de herradura con Javier.Foto de Rubén Fueyo @rubenfueyofotografo

Ademas, a estas alturas de etapa, estaba ya hecho, debido que una vez coronado el puerto, tocaban otros 45 kms de descenso hasta Bellinzona, y yo sin dolores de rodilla, que era la gran noticia. Además, iba con ganas de marcha en la bajada.

Arriba de este puerto del Passo del San Bernardino, tocaba la foto de rigor, y por supuesto, con un frio de espanto arriba y hacia donde íbamos, la cosa no pintaba mucho mejor y comenzaba a llover. Yo ahí ya avisé, que como hiciera mucho frío y estuviera seco el suelo, que los veía a todos en el hotel. 

Passo del San Bernardino

Aun así, el descenso lo comenzamos con la precaución que requería, pero según íbamos bajando, el suelo se iba secando, asi que poco a poco, me fui distanciando del grupo hasta el punto de que los dejé atrás en el descenso, Además, este puerto por el otro lado es tambien otro monstruo de puerto. 

En cuanto al descenso, quizá yo no sea precisamente un escalador nato, pero cuando la carretera pica para abajo, la cosa cambia ya que bajando me defiendo bastante bien. Y por eso mismo, con 45 kms de descenso hasta el hotel, en los primeros compases del descenso, fue la última vez que vi a mis compañeros hasta la llegada a Bellinzona, nuestro lugar de destino. 

Además, los primeros 30 kms de bajada había un tráfico inexistente y eran kilómetros de autentico descenso, la razón, es que los suizos, han hecho una carretera recta atravesando dicho puerto, asi que todos los coches por esa carretera y el puerto para ciclistas. Lo que se dice una maravilla. Por tanto, me planté debajo de los 30 kms iniciales yo solo, dado que como decía antes, es una bajada muy rápida y disfrutona. Ni que decir, que dolores de la rodilla ni rastro.

Pero aún quedaban 15 kms de llano con algo de bajada, hasta Bellinzona, asi que me dije, que para adelante y a tope hasta al final. Y eso que había algún repechito pestoso, pero iba con el subidón de no tener ningún tipo de dolor y con la velocidad que traía de la bajada del puerto, iba como un cohete. Aunque eso sí, los últimos 5 kms, los que fueron ya en las inmediaciones y la travesía de Bellinzona, se me hicieron eternos y se me encendió la lucecita de la reserva del depósito de “gasolina”.


Kilómetros finales hasta Bellinzona

Llegué el primero al Hotel Internazionale , me dieron la habitación, guardé la bici en el cuarto habilitado para tal uso, me dio tiempo a cambiarme y ducharme, y, aun así, el resto no había llegado. Luego me dispuse a dar un paseo por la ciudad, que tiene una serie de fortalezas que están declaradas como patrimonio mundial de la UNESCO.

Por los pelos no pude entrar en ninguno, llegué al hotel casi a las 5 (recordar que era la etapa más larga, con cerca de 160 kms) y en Suiza, que son muy madrugadores en todo, cierran a las 6 de la tarde. 

Así que me dediqué a darme un largo paseo de cerca de 3 horas por la ciudad, y según iba paseando, me iba recordando mucho a Salzburgo (Austria), ciudad que tuve el placer de conocer hace ya la friolera de 25 años cuando me mandaron a trabajar una temporada a Viena (Austria)

Vía Caminatta Bellinzona




Cuando comencé mi pase por la ciudad, aún quedaban casi 3 horas para la cena, y como había llegado con el depósito vacío, estaba que me comía las esquinas, asi que dicho y hecho, enfrente de la Fortaleza de Bellinzona, había una pizzería donde me pedí una pizza margarita de tamaño familiar que me fui comiendo mientras paseaba. Y claro, pasear por ese entorno, con sol, sin dolores en la rodilla y con pizza en la mano, al menos para mí, es un placer de dioses.

Placer de dioses

Más tarde, a cenar con todo el grupo, en buena armonía, risas, anécdotas y a pensar en el día siguiente, Y antes de ir a la cama, más estiramientos, crema antiinflamatoria y dando gracias a Dios por haber superado el día sin mayores contratiempos.

A por otro etapón.

Datos del Strava

Recorrido del día


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