miércoles, 13 de agosto de 2025

Tour de Suiza - Dia 4 - Furka, Nufenen y San Gotardo

La etapa reina con el tío del mazo de compañía.

Y llegó la etapa reina, esa que hace 10 años no pude hacer por tormentas y por enfermedad, esa etapa que durante mucho tiempo pensé que no podría hacer o volver. Y lo conseguí.

La etapa no defraudó en absoluto, ya que pasó absolutamente de todo, empezando por dormir regular y desayunar mas bien poco, a pesar de intentar comer bien en el desayuno, pero no había manera, tenía cerrado el estómago.

Mi carita antes de la etapa, lo decía todo.Foto de Rubén Fueyo @rubenfueyofotografo

Foto de grupo con el maillot oficial del viaje. Yo el segundo por la derecha.Foto de Rubén Fueyo @rubenfueyofotografo

La etapa del día era con salida y llegada en Andermatt, por lo que no había que hacer la maleta por la mañana y bajarla a la furgoneta, y eso es un alivio. El recorrido es probablemente uno de los recorridos ciclistas más famosos y realizados por ciclistas del mundo: Furka, Nufenen y San Gotardo; y además, lucía un sol esplendido por lo que el día prometía y otro día más salvado. 

La etapa reina

Para empezar, unos kilómetros de llano para llegar a Hospental, donde te encuentras al llegar una rotonda. Si en dicha rotonda, vas recto tiras para el San Gotardo (por donde bajaríamos) y si giras a la derecha, entonces comienza la fiesta con el Furka.

Evidentemente, giro a la derecha y otros 6-7 kilómetros de llano hasta el pueblo de Realp donde comienza la verdadera subida del Furka. 

En los primeros compases del puerto, íbamos todos juntos, de nuevo yo comandando el grupo, pero simplemente para marcar mi ritmo, pero al poco de comenzar, en un restaurante, había una foto inmensa de Sean Connery cuando era James Bond, asi que parada obligatoria para hacerse la foto y extrañamente, el único de todo el grupo que paró. 

Gente con clase y luego está James Bond.Foto de Rubén Fueyo @rubenfueyofotografo

Vuelvo a arrancar, con mis compañeros al fondo, y al poco, otro sitio dedicado a James Bond, el lugar exacto donde se produce una escena de Goldfinger. Donde exactamente Sean Connery estuvo alli y había un letrero junto con una placa que lo atestiguaba. Y ahí, si que había gente parada, unos cuantos para hacerse la foto. 

Curva James Bond en el Furkapass.Foto de Rubén Fueyo @rubenfueyofotografo

Placa que certifica el sitio y el lugar de la pelicula

De nuevo, vuelvo a arrancar para ahora sí, de un tirón hasta el final. Asi que mientras poco a poco iba haciendo camino, de repente un tipo a 4 kms de la cima, se me puso al lado y comenzó a charlar conmigo, como si me conociera de toda la vida. 

El tipo en cuestión era un suizo que se llamaba Danilo y al ver mi ropa, me pregunto si era “españolo”. Asi que, con esta introducción, durante casi los 4 kms restantes, fuimos charlando en italiano, ingles y español. Esto es lo maravilloso de este deporte, conoces gente (como ocurrió hace unas semanas en Pirineos con Jon) y a charlar. Resulta que este tipo, estaba en Andermatt con unos amigos en casa de uno de ellos e iban a hacer la misma vuelta que nosotros, algo que solían hacer 5 o 6 veces al año, ventajas de ser suizo. Ademas, el tipo era cocinero, que vivía por la zona del Ticino, y que se consideraba más italiano que suizo. Un encanto de tipo, con el que arriba del Furka, nos hicimos una foto para el recuerdo. 

Foto con nuestro nuevo amigo suizo-italiano Danilo.Foto de Rubén Fueyo @rubenfueyofotografo

La foto de rigor en el puerto en cuestión

Asi que, a lo tonto, otro puerto más conquistado, el primero del día de la etapa reina. Una vez hecha las fotos de rigor, tocaba abrigarse bien, porque, aunque abajo hacía un sol estupendo, de nuevo arriba, volvían las nubes y el frío, que iba a ser la tónica durante toda la semana. 

Ahora tocaba bajar hasta el pueblo de Ulrichen, donde comienza el verdadero coco del día, el puerto de Nufenen, pero antes habría que parar en el famoso Hotel Belvedere, con su característica curva de 180 grados. 

Probablemente uno de los hoteles abandonados, mas famosos del mundo.Foto de Rubén Fueyo @rubenfueyofotografo

Ahí, además, hicimos el primer avituallamiento del día y es un sitio que estaba atestado de gente de todos los colores y todos los tamaños haciéndose fotos, pero realmente lo que había y mucho, eran coches deportivos (Porche, Lamborghini, Ferrari), los cuales, algunos se dedican en estos puertos a ir a todo trapo, quemando rueda y, en definitiva, haciendo el gilipollas. Todo esto, según nos contó el organizador, por que hay empresas que alquilan estos coches a 2.500 euros la hora, donde vas con un piloto profesional y con otro coche delante filmándote. Supongo que no es algo al alcance de cualquier bolsillo.

Después de unos minutos ahí, tocaba seguir el descenso, pero pasando por el desvío al puerto del Grimselpass (que subiríamos al día siguiente por la otra vertiente), y este tramo, aunque corto, desde abajo impresiona, dado que tiene una sucesión muy rápida de curvas de herradura. Pero esto no tocaba hoy, asi que seguí hasta abajo, hasta Ulrichen, lugar donde de nuevo, volví a llegar solo.

Por tanto, sin esperar a nadie, comencé el puerto de Nufenen que con una longitud de casi 20 kms, me iba a llevar un rato largo. Este puerto, no es un paseo, tiene sus rampas duras, pero a diferencia de los que había subido los dias anteriores, este puerto no tiene descansos destacables, pero sin embargo es muy mantenido en su dureza constante del 8-9% todo el rato, y esto hace que sea un monstruo de puerto. 

Subiendo y sufriendo en las rampas del Nufenen.Foto de Rubén Fueyo @rubenfueyofotografo

Además, con la ventaja que había cogido al grupo, los primeros 3 compañeros me cogieron a falta de apenas 2 kms para la cima, con lo que había aguantado el tipo bastante bien en la subida, que no se por qué, pero es una subida que me recordaba muchísimo al Puerto de Estacas de Trueba que conocí hace unos años cuando hice la marcha cicloturista La Cantabrona.

Una vez arriba del puerto y mirando hacia abajo, porque desde arriba se ve prácticamente casi toda la subida, uno se da cuenta del tremendo esfuerzo que habíamos realizado para subirlo, sin duda alguna, hasta ese momento, el puerto que más me había costado sin lugar a duda y pasando además un frío terrible en los últimos 2 kilómetros, donde la temperatura de nuevo se desplomo hasta los 2-3 grados centígrados, que, junto con el viento, la sensación térmica era mucho más baja. 

Y para anécdota, otra cosa de suizos, por la vertiente que lo subimos hay un cartel con “Nufenenpass” pero por el otro lado, es el “Passo della Novena” en italiano, supongo que cosas de idiomas entre cantones, y por supuesto, foto en ambos carteles. 

Por el lado suizo Nufenenpass

Por el lado italo-suizo Passo della Novena. Cosas de suizos

Después de abrigarse bien y comer bastante arriba en el avituallamiento con algún compañero incluso metido en la furgoneta del frio que hacía, tocaba bajar por el lado “italiano” de este puerto, y las cosas hay que decirlas como son: vaya mierda de carretera los primeros 12 kilómetros de este lado. 

Indigna de los puertos suizos que había visto hasta ahora, con multitud de remaches en la carretera, juntas de dilatación de lado a lado cada 10-15 metros que hacía botar la bici al pasar por encima, baches sin arreglar y otros muy mal arreglados, por tanto, la bajada, la hicimos todos lentísima estos primeros kilómetros, aunque luego ya casi abajo, los restantes 10-11 kilómetros que quedaban de bajada, volvió de nuevo el buen asfalto y hasta la localidad de Airolo, volvimos a coger velocidad, pero tocaba esperarnos todos abajo, debido que en este pueblo, había un par de cruces que si te equivocabas no cogíamos la subida buena del último puerto del día: San Gotardo.

Este puerto, tiene la particularidad que por esta vertiente hay un tramo que se llama la Vía Tremola, donde sus últimos 10 kilómetros están totalmente empedrados, es decir, como si fuera un tramo de la Paris-Roubaix pero hacia arriba. Y esto había que subirlo. 

Y así 10 kilómetros, masajeando la espalda.Foto de Rubén Fueyo @rubenfueyofotografo

A los 500 metros de comenzar el puerto, de nuevo parada para quitarse de encima toda la ropa de abrigo que llevábamos en la bajada, y mentalmente sabía que era subir y listo, etapa finalizada, pero ahora comenzaba lo más “divertido” del día.

En esa parada, le dije a Daniel Alvarez, el organizador del viaje y a Rubén Fueyo, el fotógrafo del viaje, que iba muy tocado, que nadie me esperara y ya iría subiendo a mi ritmo, ya que me temía lo peor: el tío del mazo. 

Dicho y hecho, desde abajo mismo del puerto, es decir, cuando faltaban los 13 kms iba con el tío del mazo a la espalda, simplemente no iba y por más que comía y tomaba geles, no había nada que hacer. Por tanto, cabeza fría y a sufrir.

Ya hace más de 10 años no pude venir por diferentes circunstancias, asi que este puerto no se iba a dejar conquistar asi como quien no quiere la cosa. 

Los primeros 3 kms, los que tiene asfalto, mas o menos los llevé bien, pero cuando comenzaron los 10 kms de piedras, empezó el espectáculo.

Ya había subido algún puerto con tramos de adoquín, concretamente el año anterior en Eslovenia, en el puerto de Vrsic que tenía todas sus curvas de herradura exactamente igual que aquí, aunque allí había truco, el vierteaguas que había en ambos lados, se podía mas o menos transitar por él, pero aquí, de vierteaguas nada de nada, tocaba comerse las piedras enteritas una detrás de otra. 

Eso sí, la subida solo tiene una palabra para definirlo: espectacular, tanto por las vistas como la trazada, y, por tanto, decidí tomármelo con filosofía: venía a “disfrutarlo”, me daría tiempo a ver el puerto bien y sacar alguna que otra foto en marcha. 

Curva a curva, voy subiendo con el tio del mazo a la espalda.Foto de Rubén Fueyo @rubenfueyofotografo

Ya casi arriba, cuando apenas faltaba 1 kilómetro para la cima, me encontré a Rubén esperándome en una curva para sacarme unas cuantas fotos muy chulas, incluso me paré para hacer un par de ellas muy buenas. 

Posando a escaso 1 kilómetro de la cima, la foto era la excusa para un descanso.Foto de Rubén Fueyo @rubenfueyofotografo

Después, un poco más de sufrimiento y ya estaba arriba del puerto, donde en buena lógica los compañeros se habían ido hace unos minutos para no pasar frío, igual que hice yo un par de dias antes, asi que nada que reprochar. 

Foto de rigor en el puerto, otro más para la colección

Pero como iba tan mal, estaba literalmente hambriento, asi que cuando me abrigué bien, arriba en la cima, había un puesto de salchichas, que me atendió un tipo que era colombiano, abrigado hasta las orejas, cocinando y cantando salsa en español que estaba escuchando a todo volumen. Todo era muy pintoresco y cuando le hablé en nuestro idioma, se puso muy contento, hablamos un par de minutos y me dio una salchicha bien grande con un trozo enorme de pan, que alli mismo, a los pies del letrero del puerto, simplemente devoré y me supo a gloria, aunque a nuestro amigo Rubén, el fotógrafo, que es vegano, no le hiciera mucha gracia ;-).

El mejor avituallamiento en un puerto. Me supo a gloria

Luego ya solo tocaba bajar y listo, llegaba a Andermatt, es más, durante los casi 10 kms de descenso del San Gotardo, no di ni una sola pedalada y llegué con la inercia hasta la misma entrada del pueblo, donde solo me quedaba kilómetro y poco de calle empedrada con ligera subida, que se me hizo eterna. Pero etapa completada.

Poco después me dio tiempo a darme un paseo para despejarme un poco y a esperar la cena, para después de la misma, otro paseo más largo con algunos compañeros con algunas risas.

Además, ya había pasado el ecuador de la semana, apenas quedaban 2 etapas y ya se vislumbra el final, por que ya echaba mucho de menos a mi mujer y mis niños. Mañana más. 

Datos del Strava

Mapa del recorrido del día

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