miércoles, 21 de agosto de 2019

Ruta Turolense : "Tu tira para arriba y veremos hasta donde llegamos"


Hace unos meses se presentó el recorrido de la Vuelta a España 2019, y ya en su primer momento me fije en que había final de etapa en Teruel, concretamente en Javalambre.

En un primer momento, mi sensación fue que el periodista de turno, había oído campanas y hablaba de una subida desde un pueblo llamado Arcos de las Salinas que culminaba en Javalambre y las daba de enterado. Pero hay que reconocer que el equivocado era yo. Y es que esta subida, se había asfaltado desde hace poco y era una subida inédita para mí. El caso es que el tema lo olvide por completo.

Hace poco más de mes y medio, llego a mis manos el último número de la revista Ziklo, de la cual soy suscriptor, ya que para una persona a la que le gusta investigar puertos y rutas, me parece la revista ideal. El caso es que en este último número, hay un especial sobre el Pico del Buitre, donde se habla de la subida y hacen una entrevista a la persona que consiguió que esta antigua pista forestal fuera asfaltada hasta el Observatorio Astronómico de Javalambre, dicha subida se llamaba el Pico del Buitre.

Así que, con las vacaciones ya vislumbrándose en el horizonte y sabiendo que tengo alojamiento veraniego fijo en Teruel, pues como que la subida al Pico del Buitre, me pillaba muy cerca,  apenas una hora a Arcos de las Salinas, que es donde comienza la subida.

Por tanto, mi cabeza comenzó a maquinar que posible ruta podría hacer por allí, ya que no era plan de ir solo para subir y bajar, sino que de paso, habría que conocer la zona.

La idea inicial era ir en coche hasta Arcos de las Salinas, y ya por allí, hacer un rodeo por las localidades de la zona de unas 4 horas, para culminar con la subida final. Pero esta idea, la deseche apenas 2 o 3 días antes de ir. No me seducía.

Así que la noche del jueves 15 de agosto, decidí ir al pueblo de Riodeva para desde ahí, tirar para Mas del Olmo, luego a Puebla de San Miguel, para desembocar en Losilla y girar a la izquierda para ir luego todo recto para Arcos de las Salinas, y para arriba. Una ruta de ida y vuelta.

Dicho y hecho, el viernes 16 de Agosto, me presento en Riodeva a las 7 de la mañana. Aparco a la entrada del pueblo, me visto, saco la bici, cojo mis pertrechos y me pongo a pedalear. Cojo el desvío en Riodeva que marca a Mas del Olmo a 8 Kilómetros, y cuál es mi sorpresa que nada más girar en la primera curva, la carretera de repente se convierte en una pista de tierra. Empezamos bien, intento ir un poco para ver si es Sterrato y se puede ir con la de carretera, pero rápidamente me doy cuenta de que no, y me doy la vuelta.

Antes de girar hacia Mas del Olmo, vi otra carretera, que según el Google Maps, iba directo a Arcos de las Salinas, asi que viendo que era asfalto y que el Maps daba el OK, me dije que tiraba por ahí. Así que empiezo a subir, apenas llevo 2 kms de una subida maja, cuando de repente de nuevo, la carretera se transforma en camino y desde el primer metro totalmente impracticable.

Mi indignación era palpable y esto rompía totalmente mis planes de hacer un rutón, asi que media vuelta y con la sensación de que no sabía que hacer ahora.

Ya en el coche de nuevo, con apenas 6 o 7 kms, me quede unos minutos viendo el Google Maps y tratando de analizar y buscar algún lugar cercano donde ir rápidamente, para salir y tratar de llegar si o si a Arcos de las Salinas, y de repente vi la población de Ademuz.

Desde ahí hasta la subida al Pico del Buitre eran 56-57 kms, con lo que ya tenía asumido que sería ir y volver por el mismo sitio (siempre que puedo me gusta hacer rutas circulares), y que iría por donde la carretera me llevara, no tenía ni idea de qué clase de terreno había por allí, incluso si esas carreteras que en teoría aparecían, existían o no. Ya tenía la duda.

El caso es que arranque y en apenas 25’ estaba ya en Ademuz, y me puse en marcha aproximadamente a las 08:30, una de retraso sobre el horario previsto. No era mucho, pero ya iba el día teniendo sus cosillas, y no habíamos hecho nada más que empezar.

Resulta que salgo de Ademuz, y veo que la carretera que va hasta Mas del Olmo (la idea era retomar la ruta original desde Riodeva), está clasificada como Camino Rural, pero como estaba asfaltado, me dije que “tu tira para arriba y veremos hasta donde llegamos”.

Y ese “tira para arriba” hizo que ese día hice una de las rutas más bonitas y duras, que recuerdo últimamente. Cierto, que hace poco más de un mes y medio estuve en Pirineos (tranquilidad, estoy ya preparando la crónica de esos 3 días), pero allí sabia a lo iba, sabía lo que había y había visto muchas fotos, por lo que la sorpresa tenía poco margen, pero por esta ruta improvisada………….no sabía nada y quizá eso fue lo mejor de todo.

Ese “camino rural” se convirtió en el primer tramo de unos 8 kms, en un puerto en toda regla. El asfalto muy bacheado la verdad, pero se podía ir perfectamente, y en muchos tramos con trozos muy exigentes de porcentajes de dos dígitos. Yo iba un poco cabreado, asi que ese puerto lo subí rapidillo, además, tenía buenas piernas (a pesar de las 6 horas de dos días antes) y el corazón, por todo el tema del asma que estoy sufriendo este año, me respetaba. En mi fuero interno, tenía la sensación, que esta alegría de pedaleo y fuerzas, podría pagarlo después, pero que demonios, tu “tira para arriba y veremos hasta donde llegamos”.

Finalmente termino este primer tramo de subida de 8 kms, y empezamos bien. Llevo 8,5 kms de ruta y ya llevo 8 kms de puerto, con casi 400 metros de desnivel. El día pinta bien. Después toco una bajada-llano de unos 4 kms, hasta casi llegar a Mas del Olmo, donde no se llegaba a entrar, pero se llegaba a un cruce con una carretera con una asfalto impecable, era una carreta de la Comunidad Valenciana y eso se nota, si fuera de Teruel…………mala pinta.


El caso es que en este cruce, había un cartel informativo donde decía que la carretera entre Puebla de San Miguel y Losilla estaba cortada por obras, mala cosa. Podía darme la vuelta y volver a cagarme en todo, o seguir para adelante, y ver hasta dónde podía llegar. Estaba en el mojón del kilómetro 26, asi que hasta el kilómetro 0, aun tenia margen. Así que lo dicho: “tira para arriba y veremos hasta donde llegamos”.

Y eso hice, subir otros 4 kilómetros más, ciertos que algo más suave que la subida inicial pero otros 4 kilómetros más rondando todo el rato el 5-6%. Una vez culminada la subida, se iniciaba un descenso de unos dos kilómetros hasta la Puebla de San Miguel (la panorámica de este pueblo por este tramo de bajada merece mucho la pena).


Ya en este pueblo, se llega a una rotonda, donde hacia la izquierda se iba a Losilla y donde el cartel informativo de antes, se transformaba directamente en otro cartel que ponía “CARRETERA CORTADA”. Pero al igual que antes ““tira para arriba y veremos hasta donde llegamos”, asi que por ahí que me fui. Todo lo que pudiera avanzar es terreno que ganaba al entreno, por poco que fuera. En ese momento además, tenía pocas esperanzas que pudiera llegar a Arcos de las Salinas para subir el Pico del Buitre.

La carretera que había tomado en la rotonda era la prolongación de la anterior, con lo que el asfalto estaba en perfecto estado, pero lo mejor fue que durante 7 kilómetros me iba adentrando en las montañas, llenas de pinos, por cañones, por un trazado sinuoso y a la vez un poco exigente, para culminar en la chapa del Kilómetro 13. Se podría decir que ya llevaba 3 puertos, aunque posteriormente (ya en casa y por Internet), que toda esta subida de 24 kilómetros desde Ademuz, es el Puerto de Collado Calderón, que no tenía cartel.


Pero la cosa iba a mejorar y mucho, no había hecho más que empezar.

Comencé una bajada de unos 4 kilómetros hasta el pueblo de Hoya de la Carrasca. Una bajada donde a la izquierda tienes el monte y a la derecha un quitamiedos, que te libra de una caída bastante vertical, además, la bajada tenía su miga. Solo de pensar que a la vuelta había que subir por ahí………..

El caso es que llegando a Hora de la Carrasca, ya no había cartel de Carretera Cortada, ya directamente estaba cortada. Había 3 bloques de cemento en medio de la calzada, señales, conos y barreras de plástico cortando totalmente la carretera a la salida de este mini pueblo.


Como veía que la carretera tiraba para abajo en perfecto estado, me baje de la bici, sortee la barrera y me volví a subir al otro lado para seguir bajando. Y de verdad, mereció la pena hacerlo.

De repente la bajada se convirtió en la prolongación de 6 kms más bonita que he visto últimamente, la carretera para mí solo, asfalto perfecto, buen día y muchos tramos con sombra. Aunque en algunas curvas, había que tener mucho cuidado dado que al no pasar coches al parecer desde hace tiempo, había acumulada bastantes hojas de pino secas, y la bici podía patinar.

Ya llegando justo abajo del todo, donde se pasaba por un pequeño puente antes de comenzar de nuevo la subida, había otra barrera igual que la anterior, con lo que fuera lo que fuera, ya estaba cerca.


Pero antes de llegar a esa barrera, tuve un “deja-vu” como quien dice de 2013, lo que vi al fondo fue lo que dice un mini Stelvio. Ante mí, ahí estaba, sin yo conocerlo el Puerto de Losilla de Aras. Justo en el puente es donde comenzaba el puerto y desde abajo se veía el zig-zag de la carretera, un puerto que finalmente tenía 9 curvas de herradura en apenas 3 kms de puerto. Que es lo que quedaba hasta el cruce final.



Es decir, si en el cruce de Mas del Olmo, que estaba en el Km 26 hubiera renunciado a seguir, me habría perdido 23 kilómetros simplemente espectaculares, y lo mejor estaba por llegar: Había que subir el mini Stelvio.

Una vez de nuevo sorteada la barrera, me subo a la bici y me encuentro que baja un ciclista y me grita que se puede pasar perfectamente, mientras yo le digo que en la otra dirección, sin problema y carretera perfecta.

Empiezo a subir el puerto, paso las dos primeras curvas de herradura y en la tercera, me encuentro el verdadero motivo por el que la carretera estaba cerrada.  Digamos que la carretera a la entrada de esa tercera curva (subiendo) se había venido abajo. La carretera había desaparecido, había un boquete que jamás había visto.




Tocaba bajarse si o si para sortearlo por el campo, teniendo mucho cuidado de no caer yo también, por que la curiosidad me hizo asomarme con cuidado a ver que había abajo, y había una caída de tranquilamente 50 metros y abajo del todo un camión. Lo que me hace pensar, que la carretera debió ceder al paso de este camión cuando bajaba (espero que el conductor salvara la vida). La imagen era simplemente alucinante.

Pero había que centrarse, fue pasar este tramo a pie de unos 20 metros y un poco más delante de nuevo a la bici, y para arriba los 2,5 kilómetros restantes de puerto hasta llegar a Losilla. Se seguía subiendo el mini Stelvio y desde arriba la vista del puerto era simplemente espectacular.


Ya arriba, de nuevo otro saltito de barrera, pasar el pueblo y llegar al cruce donde por primera vez se leía “Arcos de las Salinas 9” y al fondo arriba de la montaña, se vislumbraba el Observatorio Astronómico.

Ya en la carretera, tocaba comer y beber, pero tocaba otro tramo cuesta arriba, que culminaba en otro cruce, que era la frontera entre Teruel y Valencia, y donde se gira a la izquierda para bajar unos 4 kilómetros hasta Arcos de las Salinas.

Por ahí bajaba pensando, en que la vuelta con todo lo que había que subir, se me podía hacer muuuuuuuuy larga.

El caso es que llegue a Arcos de las Salinas en casi 3 horas, y comencé a subir el Pico del Buitre. Ya desde abajo, se veían las chapas con los puntos kilométricos, donde te ponía cuanto te queda y la pendiente media del kilómetro que subes.

El puerto empieza “en frio” con una rampa del casi 12%, asi para empezar, poco tramo pero empezamos bien. Yo ni me lo pensé, directamente el piñón del 32 y para arriba, tardara lo que tardara, el caso era subir y punto, y me obligue a no pensar en la terrible vuelta que tenía.

Un poco más delante, sobre el km 5, hale casi un kilómetro permanente por encima del 12% con picos del 16%. Ya en ese punto, me di cuenta que lo que estaba subiendo no era un puerto. Era más bien una cuesta de cabras asfaltada (muy bien por cierto) o una cuesta de garaje, porque aunque cierto que no fue todo el resto del puerto asi…………pero casi.

Porque desde ahí, aún quedaban 6 kilómetros, y salvo un tramo de falso llano de unos 300 metros, el resto tenía porcentajes entre el 12 y el 18%, constantemente.

Mala señal, cuando en un tramo que vas al 9, piensas que estas en un descanso, porque el resto del puerto tocaba retorcerse. Y asi, hasta arriba, hasta la misma barrera final del puerto que impide el paso a coches al Observatorio, pero a los ciclistas como que no. Te bajas, la bordeas y subes los 50 metros finales para llegar a la cúpula de arriba.



Más de una hora subiendo, penando por esta cuesta de cabras. Ya estaba hecho, pero mi sensación era que esto, no es un puerto de ciclismo, es una aberración. La misma sensación que tuve cuando hace 4 años subí el Angliru por primera y última vez en mi vida (no volveré jamás).



Lo que si es cierto, es que desde arriba las vistas son espectaculares, en 360 grados no hay nada que impida ver el paisaje durante kilómetros. Las cosas como son.

En fin, arriba estaba con 3:45, y estaba en la mitad del recorrido y con 2.000 metros de desnivel. Solo de pensar en todo lo que había que subir a la vuelta, me recorría un sudor frio. Yo calculaba que otros 1.200 o 1.300 metros de desnivel, con lo que me iría a más de 3.000 en apenas 110 kms, cosa que no está nada mal.

Ni tampoco lo que llevaba, 2.000 metros de desnivel en 55 kilómetros. Si lo multiplicas por 3, te salen 165 kms (20 kms más que La Purito) pero con 6.000 metros de desnivel (500 metros más que La Purito), es decir, la relación metros desnivel vs kilómetros recorridos era para ir asustando.

Pero los problemas de uno en uno, lo primero era bajar (con cuidado) y recargar la cachara (justo al inicio del puerto hay una fuente con un importante chorro). Baje en apenas 10’ y abajo recargue bien de agua, me quedaban 45 kms exigentes, aunque había dos o tres pueblos de por medio, asi que fuente había.

Nada más salir de Arcos de las Salinas, la primera subida de la tarde, 4 kilometrillos al casi 6% de media, con algún tramo más empinado. Ya en ese momento, decidí que era el momento de empezar a poner la calculadora de gestionar bien los geles, las fuerzas y las ganas, además el sol empezaba ya a apretar, y estaba por encima de los 30 grados de temperatura y subiendo.

Después de esa primera subida, tocaba bajar a Losilla, saltar el corte de carretera, bajar el mini-Stelvio y volver a sortear con cuidado el socavón (a pie) para justo abajo, en la chapa del kilómetro 4, saber que hasta el 13 era todo para arriba.  9 kilómetros de puerto, los primeros 5 más o menos llevaderos, pero los últimos 4 se harían duros porque muchos tramos por encima del 10%.


Y ahí me ves, no gastando una pedalada de más, a mi ritmo, la carretera para mí solo y muy concentrado. Conseguí llegar a la chapa del kilómetro 13 (que es puerto del Collado Calderón por la otra vertiente), realmente bastante tocado la verdad. Ya que toda la subida a pleno sol, solo oía las chicharras, mi respiración, la cadena y mis pensamientos.  Además, me había fundido en la subida todo el bidón (extra grande todo hay que decirlo) de agua, asi que en Puebla de San Miguel si o si, tenía que recargar.



La bajada hasta este pueblo, se hizo de manera cómoda, y justo a la entrada del pueblo, tuve la suerte de encontrar otra fuente, asi que parada obligatoria y a rellenar la cachara. Después de eso, sabía que tocaba otra subida de 2 kms, una pequeña bajada y luego los 4 kms finales, antes de afrontar la bajada final de 8 kms hasta Ademuz.

Pero la cosa no iba a ser tan fácil, eso lo tenía por seguro.

El cambio empezó a darme problemas, si ponía el 32 o el 29, no me iba el cambio, y tampoco el 27 iba muy fino, por lo que para tener un pedaleo sin problemas, tendría que ir con el 25, que no deja de ser un buen desarrollo, pero iría algo más atrancado, además, el eje del pedalier comenzó a sonar a cada pedalada y el sillín, también decidió acompañar a la banda sonora.

Digamos que las dos subidas que me quedaban, sin ser muy exigentes se me hicieron muy largas, más que un día sin pan. Cuando comencé la bajada final, casi no tenía fuerzas para pedalear y estaba tan cansado, que en un par de curvas, dado que llevaba 6 horas de pedaleo, mis reflejos estaban un poco lentos. Fue poca cosa, pero vino bien para ponerme en alerta para decirme que eso no había terminado.

Finalmente en Ademuz, después de 6 horas de dar pedales, llegue al coche totalmente vacío (no apajarado, pero casi casi) y los datos son demoledores. 115 kms a 20 de media, con algo más de 2.900 metros de desnivel.  El mayor desnivel acumulado de todo año, superando incluso la de las dos rutas por pirineos.



El caso es que la ruta es preciosa, y realmente merece la pena hacerla en cualquiera de las dos direcciones entre Mas del Olmo y Losilla, aunque para el año que viene, me ahorro subir el Pico del Buitre y busco hacer una circular por allí que incluya ese tramo.

Os la recomiendo.

Hasta la próxima

jueves, 27 de junio de 2019

Marcha Gravel: Guadarrama Challenge

Marcha : Guadarrama Gravel Challenge
Lugar : El Escorial (Madrid)
Fecha : 22 de Junio de 2019








Este pasado domingo, la tienda SanFer Bike organizo una KDD Gravel que salía del Camping de El Escorial, inicialmente la idea era 160 kms con 3400 metros de desnivel, pero posteriormente sacaron la opción "3/4 Gravel" que se quedaba en 120 con 2.300 metros de desnivel y me apunte a esta última opción.

La verdad es que el reto me gustaba, ya no solo por todo lo que había que subir sino más bien por ver subidas por otras vertientes en modo pista que me apetecía conocer, aunque al final, por unas cosas u otras, había poco terreno que no conocía, aunque también es verdad que mucho del recorrido hacia unos 20 años que no pasaba por allí.

Ya los días previos, cuando se publicó el track de ambos recorridos, me pase buenos ratos siguiendo el track en Google Maps, tratando de aprenderme el recorrido ya que era la primera vez que iba a utilizar mi nuevo Garmin Edge 520 Plus en modo trayecto y no sabía cómo iba a reaccionar el tema, y tengo que decir, que he acabado encantado. Ahora sí que puedo irme a Pirineos o Alpes con toda la tranquilidad del mundo, que no me voy a equivocar en cruces o desvíos.

La salida se dio de forma escalonada a partir de las 08:30 de la mañana, a mi modo de ver, demasiado tarde. Estábamos en el día más largo del año y se avecinaba mucho calor, no entiendo que ante el recorrido tan largo y de tantas horas (los de la larga estarían entorno a las 10 horas) no aprovecháramos mas la luz y la fresca de la mañana para ir haciendo camino. Yo desde luego, habría salido tranquilamente a las 6:30 o las 7 de la mañana.

Mientras tanto, en la salida, aprovechando que otro participante tenía la misma bici que yo, nos pusimos a charlar y al final, pues dos personas que conocí (Cesar y Daniel) que venían desde Valladolid para hacer el recorrido, y entre pitos y flautas hasta casi la Fonfria pude ir con ellos, después, mi falta de fuerza este año (por motivos que muchos saben) subiendo me pasa factura, pero no adelantemos acontecimientos.

Como comentaba, a las 08:30 salimos de El Camping de El Escorial, sabiendo que lo que había por delante no era cualquier cosa: Abantos, Collado de la Mina+Leones, Fonfria y Cotos+Navacerrada. Es decir, 4 señores puertos. 






El primero de ellos, Abantos. Sin sorpresas, ya lo he subido varias veces, aunque de eso hace tranquilamente 10 años de la última vez, y desde aquella vez hasta ahora, el asfalto a peor. La primera parte aún se podría subir con la flaca, pero cuando llegas a los kilómetros finales, aquello se convierte en una pista de obstáculos, tierra y piedras, aunque era eso a lo que veníamos.

Yo desde el minuto 1 lo tenía claro, en todas las subidas a mi ritmo, el objetivo era subirlos todos y terminar. Tardar más o menos tiempo, como que me daba exactamente igual, además, ni había dorsales, ni tiempos, ni clasificaciones ni nada, el reto era terminar, aunque algunos así no se lo tomaran, como en todos los eventos de este tipo.

Como decía, desde abajo a mi ritmo, con el 40x42 en los tramos duros y en otros tramos te permitía bajar unos piñones, esta subida como el rosario de la aurora. Pasabas y te pasaban, aun no hacía calor, pero el día prometía.


Ya arriba, la foto de rigor con el cartel y rápidamente para abajo dirección Peguerinos, aunque enseguida tomaríamos el Camino de las Navacuelas, para dirigirnos al Collado de la Mina. En la bajad mencionar el pequeños susto que tuve, ya que a la salida de una curva en sombra, me pego tal bote la bici que se me escurrieron las manos del manillar, pero anduve con pericia y pude volver a agarrarme y no caerme, y más en bajada. El susto fue importante, y a la postre no vino mal, ya que eso hizo que tuviera mucho cuidado en todos los tramos de bajada que tenía por delante.

Este tramo aunque no lo parezca, es bastante recto y plano, con algún que otro repechin corto, y ahí se puede rodar relativamente bien, además en ese tramo está el Campamento Peñas Blancas, que siempre me ha llamado la atención. Después de transitar por esta pista, se llega al cruce con el camino del Collado Hornillo, que nada más girar, te das cuenta que acabas de empezar el Collado de la Mina, porque hay un rampon de 1 km largo que se agarra bien.


La gente pensaba que este puerto era la subida al Alto del León, pero eso es del todo incorrecto. Se coronaba el Collado de la Mina (desde arriba tienes una vista de El Valle de los Caídos muy diferente a la habitual) y luego, se baja por pista hasta el Alto del León. Yo en esta pista, no es que bajara despacio, bajaba lo siguiente, ya que estaba lleno de piedras y había que tener pericia. Aunque alguno bajaba que parecía que estaba haciendo otro deporte, como que las piedras no iban con ellos.

A mi desde luego, bajar así de rápido con ese terreno, no me compensa y preferí bajar con cuidado, evitando caídas y pinchazos, aunque se tenía que bajar prácticamente todo el rato de pie, ya que las bicis de cx/gravel al no tener suspensión en este tipo de bajadas, te comes toda la vibración del suelo en los brazos con lo que llegas abajo machacado. La cosa pintaba bien, en el alto del León, apenas llevaba 35 kms y ya más de 1.100 metros de desnivel acumulado. 


Después de hacer una parada técnica (tanto en el cartel del collado de la mina como el cartel del Alto del León), tocaba bajar un poco por este puerto dirección Guadarrama y justo pasada la primera curva había que coger el camino para bajar a Cercedilla. A mi este punto me pareció el más peligroso con diferencia. 

Eran casi las 12 de la mañana y la caravana que subía por el puerto había que verla, estaba lleno de coches y además, al bajar más deprisa de lo habitual, como que el GPS no le daba tiempo a marcarte bien el desvió. Entre eso, y que el personal de "apoyo" a la KDD no se hacía ver lo suficiente, nos pasamos el desvió y nos tocó, de muy mala manera, cambiarnos al otro lado del carril jugándose el pellejo en una ventana despejada de coches y subir medio kilómetro para coger el desvió bueno.

Eso sí, fue coger el desvió y empezó una pista en modo sendero de lo más agradable, fácil y bien transitable, que hice en compañía de estos dos compañeros de Valladolid que conocí a la salida y que fuimos este tramo de buena charleta. Lo único, el tramo final de entrada a Cercedilla era algo complicado, de nuevo por el tema de piedras.

Ya una vez en Cercedilla, pasar por el túnel que pasa por debajo del tren y hale, ya todo para arriba hasta la cima de la Fonfria. 

A mi este puerto, de todos es el que más me gusto, cierto que con la flaca ya había subido hasta lo transitable con asfalto, pero después, empezaba una pista muy ancha y con buena pista hasta arriba, que salvo puntos muy concretos no ofrecía desniveles demasiado exagerados. Al igual que en los dos puertos anteriores, yo desde abajo puse mi marcheta, y con la grupeta que empecé la subida ya no la volví a ver más y me hice todo el puerto prácticamente solo. Incluida la parte de asfalto de la parte de abajo de asfalto, que estaba llena de coches y excursionistas, lo que lo hizo un tanto desagradable, había mucha gente.

Aunque luego ocurrió una buena anécdota, ya casi arriba me agarro un biker y resulta que era Javier García del Moral, de El Escorial, muy buena gente, que somos amiguetes del ciclocross y de las carreras de carretera (de hace varios años, cuando estas molaban y no como ahora), estuvimos apenas 10 minutos (él se desviaba por una senda) pero bonita coincidencia. Que hizo que me plantara arriba de la Fonfria casi sin darme cuenta, aunque hay que reconocer que es un puerto precioso. Y tiene unos cuantos miradores que merece la pena subir, ya sea andando o en bici. Por qué gente andando había muchísima y la ruta no me pareció excesivamente dura para ir a pata.


El caso es que era llegar arriba, hacerse la foto rapidito y bajar. El sol empezaba a estar alto y había que aprovechar, pero ahora empezó lo peor de la ruta. La bajada por la calzada romana hasta la Fuente de la Reina, donde se giraba para coger una pista asfaltada (ciclable perfectamente con la flaca) hasta las 7 revueltas. 

Y lo mismo que en la bajada del Collado de la Mina, había alguno que bajaba como si no hubiera mañana, yo lo tuve claro, despacito para evitar caídas y pinchazos, que ya había tenido un susto bajando Abantos.


En el desvío, parada técnica de apenas medio minuto para llenar la cacharra de agua y para abajo, además, preferí hacer la bajada solo para ir a mi bola. Aunque luego abajo, igual que las bajadas anteriores, 3 o 4 me bajaron que había que verlos, y eso que había excursionistas andando de cara. 

Ya abajo, un poco más arriba de la Fuente de la Cantina, en la subida de Navacerrada por el lado de Segovia, tocaba subir un poco por la carretera, justo hasta la primera revuelta (de las famosas 7 revueltas de la subida de esta vertiente del puerto de Navacerrada), y se cogía una pista asfaltada que nos adentraba en una preciosidad de bosque, donde el sol no podía meter ni un solo rayo de luz. Este tramo, con el calor que estaba haciendo vino de maravilla para ir un poco por la sombra, pero claro no todo iba a ser así, aunque la pista era relativamente fácil (aunque había un tramo duro), de repente te encuentras un cruce que para mí fue la entrada al infierno.


Cruce a la derecha, donde te pone "Cotos 3,5 kms" y claro, después de todo lo que has subido y la paliza que llevas encima, piensas que esto ya está hecho y que esos 3,5 kms te los comes con patatas, pero craso error.

Al principio, los primeros 300 o 400 metros eran llevaderos, pero de repente, el camino se estrecha, las piedras se levantan y la pendiente se empina pero de verdad. Aquello no se cuánto media, pero fue verlo, y la espalda, los riñones y las patas ya me empezaron a doler. Pero nada, para arriba. 

Según vas penando, ves que algún excursionista baja de frente y claro, no es plan de rendirse delante de un desconocido, así hasta tres veces, pero llegando al kilómetro final, me dije que hasta aquí habíamos llegado. Pie a tierra.

Pero no os confundáis, tenía fuerza y voluntad para seguir para arriba, pero lo que no tenía era técnica. Según iba subiendo el camino se hacía más difícil técnicamente, hasta que era un rio de piedras gordas donde mantener el equilibrio a mí me resultaba imposible. Por delante, vi a dos que iba cogiendo poco a poco, que estaban caminando y por detrás, a lo lejos veía a otro que también iba caminando, pues mira: blanco y en botella. El último kilometro a pata y no era precisamente una subida fácil. 

Entre lo empinado que estaba, las piedras y que cargas con la bici, como que ese kilometro se me hizo pestoso de verdad. De hecho, dos excursionistas con mochila y palos, me cogieron (que antes pase yo en bici) y me hicieron compañía hasta arriba, y aunque eran alemanes, fuimos mediamente hablando hasta arriba, donde cada uno ya tomaba su rumbo. Ellos para Peñalara a seguir andando, yo al Bar de la cima del puerto de cotos.


Eran las 2:30 de la tarde, ni una nube, un calor que te mueres y yo sin nada de hambre, esto último muy mal síntoma, porque cuando uno está así, es que estas empezando a entrar en crisis. Y como de estas ya he sufrido unas cuantas, lo primero que hice fue comprar 2 aquarius de naranja y una napolitana. La primera lata me la tome sentado, pero la segunda y la napolitana, hice el esfuerzo de volver a subirme a la flaca y no parar, ya que como estuviera mucho rato allí, no me quería ni imaginar lo que me iba a costar llegar a El Escorial. 

Dicho esto, los valientes que se hicieron la larga se tiraron para abajo hacia Rascafría para afrontar Morcuera y luego 40 kms más hasta El Escorial. Yo allí arriba, habiendo hecho 72 kms con 2.200 metros en 5:30, me dije que ya tenía bastante y que dijera lo que dijera el track, yo todo recto a El Escorial por la carretera, que la pechada ya estaba hecha y bajar por pista ahora, no me aportaba nada (el desvío estaba en la curva de El Ventorillo).

Así que me subí a la flaca y comencé a ir a Navacerrada, iba como alma en pena. Cada mordisco a la napolitana era como si estuviera comiendo goma, me daban ganas de escupirla pero me la tragaba porque sabía que era lo que necesitaba, después de casi 8 geles y mierdas similares, mi estómago necesitaba comida de verdad. Y el Aquarius tampoco es que entrara con facilidad, aquello no me sabía a nada. Pero el caso es que en esos 8 kms (que me hice solo) conseguí comerme todo y me salvo de agarrar un buen pajarón.


Ya en Navacerrada, lo tuve claro, todo recto hasta abajo, a Los Molinos, Guadarrama y El Escorial. Mi culo también había dicho basta a tanto bache e ir directo fue la mejor decisión que pude tomar. El caso es que llegue al camping y en cuanto firme, me senté debajo de una encina enorme que había allí que habían montado una barbacoa para todos. 


No éramos más de 15, todos los que estábamos allí habíamos hecho la corta. El caso que hasta que empecé a ser persona pasó un buen rato, cuando mi estómago dijo que ya podía meter comida de verdad, un par de pinchos de tortilla, un buen bocadillo de lomo y un par de latas, me sentaron como manjar de dioses. Pero allí tirado en la silla, estuve cerca de una hora. No tenía ni ganas de ir al coche a cambiarme, no sabía ni donde estaba la bici ni tenia fuerzas para desatarme las zapatillas.

En resumen, un pedazo de ruta, puede parecer que 110 kms es poco, y para carretera puede que si lo sea, pero para hacérsela en Gravel (al final 6:40) es una barbaridad, y no quiero ni piensan los que hicieron la larga que les salieron 3 horas más.


El desnivel en los primeros 72 kms es realmente brutal, a ritmo de Marcha Purito pero merece mucho la pena. Me ha permitido ver la Sierra de Guadarrama desde otro punto de vista y si quieres hacer puertos, no hace falta que sea asfalto.

Yo acabe relativamente entero, era un test importante para mí. Se confirma que este año no ando ni con gasolina súper (por los problemillas que tengo, estoy tomando alguna chuche recetada por médicos que da en un control valores "raros"), pero que a mi tran tran y con ese desarrollo me subo todo. Y que llegado cierto punto, la fuerza no está en las piernas, sino en la cabeza.

En definitiva, que la semana que viene me voy 3 días a Pirineos. 


Hasta la próxima.