Y tocaba ya la etapa 3, la etapa donde íbamos a hacer la
"cima coppi", es decir, subir el puerto más alto de toda la semana y
siguiendo la tónica de toda la semana, con rampas de dos dígitos y acordándome
desde el minuto 1 de no haber puesto el plato de 34 dientes.
Después de una buena noche y dormir a piernas suelta, y todo
sea dicho en un hotelazo con una habitación enorme, tocaba bajar de Kaunertal
durante unos 15 kms y subir en sentido contrario de nuevo el Pillerhohe, del
cual, ya tomé buena nota el día anterior cuando lo bajamos antes de subir el
Gletscherstrasse.
La duda era si como temía, las patas al tercer día seguido de tanto desnivel acumulado, iban a comenzar a ponerse en modo "duras" y no ir como yo quería. Desde luego, los primeros kilómetros en bajada, parece que no, pero ayudan a calentar y el posible ácido láctico del día anterior, quitártelo de encima.
La etapa del día 3
Además, el día comenzó con buena temperatura, con alguna
nube eso sí, pero nada de lluvia y no como el día anterior.
Una vez que comenzamos a subir el puerto de Pillerhohe,
tocaba echarle cabeza. Era duro, aunque en el medio tenía un largo descanso,
pero preferí ir a mi ritmo, incluso un poco más lento de lo que podría haber
ido, pero teniendo el "monstruo" del final, cualquier esfuerzo
ahorrado me iba a venir fenomenal después. Me lo tomé con tanta calma, que
acabé con un gijonés hablando de futbol, de la vida, de nuestros trabajos y tan
tranquilamente para arriba.
Ya una vez arriba, apenas una paradita rápida y comenzamos
un descenso largo de casi 30 kms hasta la localidad de Brunau, y desde ahi,
otros 35 kms picando para arriba hasta Solden, para comenzar el monstruo
final
Como me temía, la bajada se hizo rápida y, además, en seco. Pero cuando tomamos la carretera en dirección a Solden, rápidamente vimos que era una carretera bastante transitada, con mucho coche y era muy incómodo. Yo propuse que fuéramos por el magnífico carril bici que iba por los pueblos, no era carretera, pero estaba magníficamente asfaltado y nos evitábamos coches.
Con carriles bicis así, quien quiere carretera
Excepto Guillermo y yo, el resto siguieron por la carretera,
y la verdad es que fuimos nosotros dos estupendamente por ese carril. Ademas,
transitando por pueblos de Austria, entre praderas y por las laderas de las
colinas, aunque de vez en cuando te encuentras algún rampon corto, pero te lo
encuentras.
Además, Ramón el guía del grupo, iba como un cohete y rompió
el grupo en mil pedazos, algo a lo que no estaba dispuesto a entrar en esa
guerra. Posteriormente tuvimos el avituallamiento y desde ese momento con
Guillermo, Endi y alguno más, fuimos por el carril bici y nos quitamos del
medio de la carretera. Y el ir por ahi era estupendo, ya que vas casi paralelo
a la carretera y pasando por los pueblos, por medio de praderas, aunque de vez
en cuando algún repechón un poco cabroncete había. Pero sin duda mejor que por
medio de la carretera. Y así hasta 7 u 8 kms de la localidad de Solden.
En esta localidad, era donde teníamos el hotel y había que
subir el puertarraco final y bajar, asi que, a las malas, te dabas la vuelta y
listo. Ademas, en el puerto final, se rodó una escena de la película de James
Bond "Spectre", por lo que había muchas alusiones a la película por
el pueblo, que era grande, más de lo habitual.
En el hotel, pusieron otro avituallamiento, un par de kms y
hale, para arriba para el monstruo final. Porque era un auténtico monstruo. Yo
apenas paré 3-4' porque no quería entretenerme mucho.
El puerto tenía casi 14 kms desde Solden, y el puerto es el
Solden-Rettenbachferner. Pero unos numeros importantes. Este
"puertecito" tiene algo más de 1.400 metros de desnivel acumulado,
una pendiente media de más del 10% y con rampas del 15%. Tremendo.
Era girar a la derecha, poco después de dejar el hotel para
atrás y empezaba seria la cosa. Además, bajo un sol de justicia.
Los primeros kms para mi fueron lo peor, ya que, aunque había
cierto tráfico, no había apenas descansos. Y había que mantener el ritmo, no
cebarse. Era ver a uno delante a 300 metros y lo tenias ahí durante mucho rato.
Ademas, en los primeros 5 kms, no dejaba de pasarme un Audi con colores estilo
cebra.
Este coche, nos pasaba a toda pastilla y al poco bajaba. Y
vuelta a empezar, era constante, hasta que me di cuenta de que eran varios los
coches. Asi de bien iba. Al parecer, era Audi que tenía alli a varios coches
probando nuevas cosas en el puerto. Uno de los compañeros, arriba del todo
estuvo hablando con ellos y se lo comentó.
Pero volvamos al lio, los primeros 5 kms, realmente duros y
sin descanso. Mi compañero de habitación, Nacho, había tomado una pequeña
ventaja sobre los demás, pero cuando llevábamos 3-4 kms se paró y se dio la
vuelta. Según me comentó, la bajada le asustaba y no quería tomar riesgos.
Mientras tanto yo a lo mío y ya comenzaban a pasarme compañeros que salieron un rato después de mí desde el avituallamiento. Yo a mi tran-tran y acordándome que no llevaba el 34, sino un 36 y lo iba a pagar con creces.
Antes del peaje, estabas avisado (foto hecha al bajar)
Pasados los primeros 6 kms, se llegaba al peaje, una
constante en los grandes puertos de por aquí. Si quieres subir, disfrutar del
paisaje, a pagar. Y no era barato, ya que una moto estaba en 50 euros y de ahi
para arriba en función del tipo de vehículo. Al día siguiente, en el Passo
Rombo, lo veríamos en su máxima expresión.
Pero de momento, pasar el peaje y a partir de ahí, ya se
vislumbraba el final. La estación de ski que era donde teníamos que subir.
Desde ese paso del peaje, es el tramo donde se filmó la película de 007 que he
comentado antes. Eran tramos largos de recta, con alguna curva de 180 grados y
así toda la escalada final. Eso sí, ya la vegetación había desaparecido por
completo y era todo roca.
Las vistas eran realmente impresionantes, el glaciar de
Solden arriba lucía en todo su esplendor.
Mientras tanto, los metros iban pasando y yo a mi ritmo. De hecho,
un momento, que tuve que tomarme un respiro en la larga recta y aprovechando un
tramo más ancho de la carretera, di dos vueltas en redondo para durante 15-20
segundos poder descansar un poco y poder continuar. Y por supuesto, todas las
curvas de herradura, tomarlas todas por fuera.
Apenas se veía a nadie, solo a compañeros de ruta todos desperdigados por la carretera, los coches "cebra" bajando y subiendo, y algunos camiones que no paraban de subir y bajar, ya que eran de obras y arriba vimos que estaban arreglando un túnel y parte de la estación de arriba. Por lo demás, todo desierto.
Los coches Audi "cebra", pintados para camuflarse y probar cosas nuevas.
A falta de 3 kms, me quedé sin agua y entré en crisis. No
quedaba mucho, pero esos 3 kms se podían hacer muy largos, como de hecho asi
pasó.
Ademas, según iba subiendo la estación de ski se acercaba y ese era mi objetivo, o al menos eso pensaba, ya que no era hasta ahí, era hasta 1 kilometro más arriba, que se me hizo eterno.
Entrada a la estación de Ski,
Antes en la estación de ski, estaba el desvío hacia el Timmesjoch, pero podría ser otra cima para conquistar, si no fuera porque iba fundido, había que atravesar un túnel de 1 kms a oscuras y no estaba en la ruta.
Estacionó de ski que había que superar
Ya en el kilómetro final, se vislumbraba el aparcamiento
donde estaba la furgoneta de la organización y curiosamente, más coches cebra.
Yo no me limité a llegar al aparcamiento, sino que seguí hasta el final de este,
y eso me hizo superar los 2.800 metros de altura.
Después, arriba todo el grupo, foto en el monumento de la carretera asfaltada más alta de Europa, aunque esto ya no era asi, dado que perdió ese honor cuando hicieron una pequeña trampa de lazo en la Bonette-Restefond y otros dicen, que ese honor lo tiene el Veleta, puerto que he subido y no sé qué pensar al respecto.
Monumento de la carretera más alta de Europa en su momento.
El caso, que otro monstruo conquistado. Era el tercer día y
tercera etapa completada. Una vez arriba terminado el avituallamiento y
abrigarse poco, ya que, hacia sol, tocaba bajar, que lo hice a mi ritmo y
tranquilo, pero llegué primero al hotel.
Hice el registro, dejé los bártulos y me fui de cabeza a la
piscina del hotel, cosa que luego hicieron unos cuantos más. Y ese bañito en la
piscina, sentó de maravilla a todos.
Una vez terminado el bañito en la piscina, fui a hacer un
poco de turismo por Solden, asi que me lo pateé de arriba a abajo por la calle
principal, y como todavía no era la hora de cenar, un batido de chocolate en el
supermercado SPAR local, bien fresquito y de marca austriaca, me sentó de lujo,
aparte de ser realmente bueno.
Ya a la vuelta en el hotel, después de casi 2h de paseo, tocaba cena en el hotel, un paseíto corto por la noche con algún compañero y a dormir. Al día siguiente más..........
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