Y damos comienzo la semana suiza.
Esta aventura ciclista la llevaba mucho tiempo esperando, más de lo que mucha gente se imagina, dado que incluso hace 4 años, cuando en su momento fui a Andorra con mi amigo Diego Ramos, en aquel momento Suiza era el plan A y siempre lo he tenido en mente.
Ademas, para más inri, hace 10 años, pasé fugazmente por este país intentando hacer una etapa, concretamente la que haría en 3 días después, pero por enfermedad aquel entonces, no pude y siempre tuve esa espinita clavada y a fe que me la he sacado con creces.
El día comenzó pronto en Davos, cerca de las 7 de la mañana y eso que la noche anterior nos acostamos muy tarde, porque el día de llegada fue toda una odisea tal y como dije en el post anterior.
El día amaneció muy nublado y con las bicis por montar, aunque en mi caso, apenas tenía que hacer un par de cosillas, pero mis compañeros colombianos, tenían que montar prácticamente la bici entera, por lo que, entre esto y el desayuno, antes de las 11 no pudimos salir. Muy tarde la verdad, pero esto solo iba a ser la excepción, ya que el resto de los días la premisa era salir a las 8:30 como muy tarde.
El grupo suizo al completo. Comenzando de izquierda a derecha:
Nacho, Yo mismo, Roberto, Olga, Carlos, Javier y Ferchu
La etapa del día
Nada más salir, en apenas 2 kilómetros comenzaba el primer puerto de la jornada y del viaje, el Flüelapass, es decir, lo que se dice un “patapum parriba” con todas las de la ley. El grupo lo conformábamos 7 personas, de las cuales, Nacho y Roberto, ya coincidí con ellos en 2024 en el viaje a Austria/Eslovenia, mientras que los otros 4 eran de Bogotá (Colombia) que se llaman Ferchu, Olga, Carlos y Javier – mi compañero de habitación.
El puerto lo comenzamos muy tranquilos, rodando juntos, pero después de unos minutos, cada uno a su ritmo para esperar todos arriba. Ademas, se vio con el paso de los días, que tampoco es que hubiera una diferencia sideral entre unos u otros, por lo que los tiempos de espera a todo el grupo apenas era de unos 10-15’ en el peor de los casos, y esto fue toda una bendición para todos.
Los kilómetros del primer puerto pasaban casi sin darnos cuentas, aderezados, además, con 3 o 4 tramos en obras, que te obligaban a parar unos minutos, que te rompía el ritmo, pero nos volvíamos a reagrupar y mientras tanto, el tiempo respetaba, a pesar de que seguía muy nublado, pero no caía ni una sola gota acompañado de una temperatura muy agradable.
En las rampas del Flüelapass. Foto de Rubén Fueyo @rubenfueyofotografo
Una vez coronado el primero puerto, el Flüelapass, yo estaba simplemente feliz, pero todavía quedaban muchos puertos y kilómetros a lo largo de toda la semana. Además, había que tener en cuenta que toda pedalada que se ahorra, pedalada que en algún momento vendrá muy bien y a lo largo de 6 etapas, podría pasar de todo, como así fue.
Puerto de Flüelapass
Una vez arriba, tocaba abrigarse bien, algo que fue la tónica de toda la semana, enfundarse las perneras, maillot largo, chaleco, chubasquero y guantes de invierno, porque en todos los puertos, sin excepción, hemos pasado mucho frio.
Cuando comenzamos la bajada del puerto, al igual que nos encontramos un par de tramos de obra subiendo, nos encontramos un solo tramo en obras bajando, de unos 2 kilómetros y de auténtico “esterrato”, es decir, ni rastro del asfalto y todo ese tramo en tierra. Además, en el semáforo que regulaba el tráfico, nos obligó a estar parados cerca de 10’ y el tráfico en este puerto, era bastante considerable, supongo que, al ser domingo, influyó en este tema.
Pasado este tramo de tierra, el resto de la bajada fue muy plácida, aunque con mucha precaución, el suelo estaba mojado y cuando el asfalto está así en una curva mal tomada te manda al suelo enseguida. Entre esto y el frío que hacía, no paré en toda la bajada en ningún momento para hacer alguna foto, ya que sacarse el móvil del maillot con toda la ropa que llevas encima es toda una odisea, pero me quedo con todo lo que vi en la retina.
Una vez abajo, sobraba toda la ropa que dejamos todos en la furgoneta, que para eso estaba, antes de afrontar los 25 kms de llano por el valle que estábamos y para ir a por el segundo puerto de la jornada, el Albulapass. Además, en la cima de este puerto, deberíamos de tomar entre todos una decisión crucial para el devenir de la etapa. Pero no adelantemos acontecimientos.
Cruce antes de comenzar el puerto del Albulapass, agua para aburrir
Una vez ya en el cruce del puerto, parada unos minutos para el avituallamiento y para arriba. Este puerto, de apenas 8 kms, tenía un arranque durísimo. Los primeros 5 kms no bajaba en ningún momento del 8-9% mientras que los 3 finales ya suavizaban bastante y con grandes rectas, donde el viento soplaba lo suyo, pero poco a poco, otro puerto conquistado.
En la cima, entre todos y el organizador, debíamos de tomar una decisión. Si bajábamos por el otro lado del puerto y subir el tercer puerto, antes de las 7 de la tarde no llegábamos al hotel, ya que como salíamos a las 11, nos estaba pasando factura en el horario previsto y, además, por el otro lado, además, está muy pero que muy negro, solo había que ver como llegaban los ciclistas que subían por el otro lado: congelados y chorreando agua.
Puerto de Albulapass
Finalmente, decidimos bajar por el mismo sitio, pero para ir al tercer puerto y subirlo por donde se supone que lo bajaríamos unas horas más tardes, quitábamos apenas 30 kms de etapa, pero podíamos hacer los tres puertos previstos. Ni que decir, que esta opción ganó por aclamación, asi que para abajo y otros 17 kms de llano por el valle para afrontar el tercer puerto, para luego volver a bajar y acabar en Saint Moritz, donde teníamos el hotel esa noche.
Mientras íbamos transitando por este tramo de llano, el comentario era que el sitio era realmente espectacular y que, en invierno, con todo nevado, debe ser un auténtico espectáculo. Pero lo realmente notorio, es que ese tramo de llano, lo estábamos haciendo a 1.800 metros de altura, y desde ahí, íbamos a subir otro puerto de 8 kms, para ver la magnitud de la empresa.
Después de un rato, embelesados por la belleza que teníamos delante, comenzamos la subida del tercer puerto del día, el Jülierpass y en este caso, comenzó mi calvario particular.
Nada más comenzar el puerto, concretamente en el pueblo de La Punt-Chamues en mi rodilla izquierda, comencé a tener dolores, en la zona interior de la misma, en lo que se suele denominar “pata de ganso”. Vista la situación, ralenticé mi ritmo de subida una barbaridad, tratando de subir a ritmo suave, pero sin forzar la rodilla, pero los dolores iban a más.
Sufriendo con la dichosa rodilla. Foto de Rubén Fueyo @rubenfueyofotografo
Además, mi cabeza empezó a jugar su partido particular, por que como esto fuera la tónica habitual en las 5 etapas restantes, mucho me temía que mi aventura suiza podría verse muy pero que muy afectada, vamos, que veía en peligro todos los puertos que tenía que venir.
Después de algo más de una hora subiendo, sufriendo por la rodilla y tratando de gestionar mi cabeza, llegué arriba y eso que el puerto por este lado no era excesivamente duro.
Puerto de Julierpass, mi cara lo dice todo.
Luego, la bajada simplemente me dejé caer y los kilómetros de vuelta a Saint Moritz los hice a cola de grupo, sin dar pedaladas de más, pero dándole vueltas a la cabeza.
Finalmente, llegamos al hotel cerca de las 17:30 pero con un bajón anímico importante, donde desde ese momento comenzaba otra etapa y era la de recuperar la rodilla para las etapas posteriores.
Esto se basaba en poner hielo en la rodilla, crema antiinflamatoria, estiramientos y Voltaren cada 8 horas para mitigar todo lo que hubiera en la rodilla. Mientras hacía todas estas cosas, me dedique a dar un largo paseo por Saint Moritz, bordeando el lago que tiene enfrente de la población, donde las vistas del lugar son simplemente espectaculares. De hecho, este paseo me vino muy bien física y anímicamente, ya que el pueblo es simplemente de postal.
Luego, una buena cena y a pensar en día siguiente, aunque con instrucciones claras desde casa que, en 2026, me olvide hacer planes. Es justo, después de dos años seguidos teniendo estas aventuras ciclistas, pero bueno, en 2026 otro Pirineos con el chaval y en 2027 Dolomitas es una posibilidad muy factible.
Pero en ese momento, mi mayor preocupación era mi rodilla, me dolía bastante y me temía lo peor para los siguientes días.
Al día siguiente más………….
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