Después de la paliza del día anterior con
el Stelvio y el traslado kilómetro que nos hicimos, tocaban hoy dos colosos
(Izoard y Agnello) mas otro traslado por la tarde hasta Bedoin.
Ya ayer la noche anterior, como comente en
el post anterior, no cene por que no estaba del todo muy católico del estomago
que me seguía dando guerra y después de dar mil vueltas en la cama, amaneció. Me
levante con ganas y con mucha hambre, así que el desayuno simplemente lo
devoré.
Después de dejar los trastos preparados y
confirmar que en este hotel, no nos dejaban la habitación para luego ducharse y
hacer el traslado limpitos, salimos con dirección al Izoard, primer puerto del
día. Ya lo pudimos inspeccionar la noche anterior cuando estábamos llegando,
pero claro, era de noche y como se suele decir, de noche todos los gatos son
pardos. Así que tampoco pudimos sacar muchas conclusiones.
El entorno hasta allí era precioso,
mencionar que el castillo de Chateau-Queyras era desde fuera realmente
espectacular, y quizá desde dentro también lo fuera, pero no había tiempo para
hacer turismo.
A mí personalmente el Izoard me llamaba
mucho, ya que tenía ganas de conocer el famoso tramo de la Casse Desserté, pero
para llegar allí arriba primero habría que sudarlo y mucho. El tramo desde el
hotel hasta donde empezaba el puerto eran casi 10 ms de ligera bajada, que luego
a la vuelta se harían como poco muy pestoso. Yo incluso en ese tramo de bajada,
no me sentía nada bien, las piernas estaban duras y simplemente no iban. Pensaba
que con esos kilómetros iniciales podría cuando menos mejorar un poco y sufrir
menos.
Los primeros kilómetros cuesta abajo con el Chateau-Queyras al fondo.
El caso es que cuando empezamos el puerto,
los primeros 2-3 kilómetros no eran excesivamente duros pero ahí ya me quedé sin
remedio y ya me empezaba a rondar la idea que el Agnello……..quizá era mejor no
subirlo y guardar fuerzas para el último puerto de la escapada a los Alpes, el
Mont Ventoux al día siguiente.
La subida hasta el pueblo de Arbiux no
era dura, pero el paso por este pueblo sí que endurecía bastante y a partir de
ahí hasta poco antes de la Casse Desserté era bastante duro. Al igual que en
todos los puertos, había mucha gente de todos los niveles y ese día mucho más al
ser domingo.
Después de sufrir mucho durante unos
kilómetros, llegue a la Casse Desserte, ese tramo donde desaparece la vegetación
y tiene aspecto de monte lunar, lugar mítico donde los haya, de hecho hay un
momento a Loiuson Bobet y Fausto Coppi en plena ascensión, lugar que pararía si
o si en la bajada.
La mítica Casse Déserte.
En la mítica Casse Déserte
Panorámica de la Casse Déserte.
Este tramo como tal, tiene poca cosa en cuanto a dureza
aunque da paso al último kilómetro realmente duro y si además, uno llega vacío y
con cero ganas de seguir subiendo, arriba decidí que el Agnello, con todo el
dolor de mi corazón, habría que dejarlo para otra mejor ocasión.
Monumento a Coppi y Bobet
En el monumento a Coppi y Bobet
La flaca rindiendo pleitesía a Coppi y Bobet.
La cima del Izoard es mítica por el
monolito que arriba lo contempla, además, como he comentado al ser domingo
estaba hasta arriba de gente, pero además, en pocos días se iba a disputar por
allí el Triatlón del Embrun y había muchísimos triatletas de muchos países
subiendo ese puerto, aquello era una romería llena de ciclistas subiendo y
bajando ese puerto. A mis compañeros les dije que se fuera al Agnello, que yo
volvería a Aiguelles a mi ritmo, que sería de tortuga y a mi aire.
Otra fotito a la coleccion : Col d'Izoard
Con el cartel del puerto del Izoard.
Esto es para hombres
Al poco de comenzar el descenso por la
misma vertiente que subimos (la del Tour de Francia) me detuve en el monumento
que he comentado, y ese sitio sí que es historia del Tour de Francia, luego
simplemente en el descenso me dejé caer antes de comenzar los kilómetros
pestosos que antes habíamos hecho. Fijaros que si iba mal, que pare en el pueblo
de Arvieux que estaba en la subida del puerto y luego en Chateau-Queyras a
estar un poco allí sentado en la fuente del pueblo antes de seguir camino a
Aiguelles.
Chateau-Queyras al fondo.
Chateau-Queyras entrando en el pueblo.
A los pies del castillo.
Cuando llegue a mi destino, me tocaba
estar un buen rato esperando a mis compañeros, así que me dio tiempo
tranquilamente a cambiarme, darme un par de paseos por el pueblo y luego acercar
el coche hasta el cruce con el Agnello, así les quitaba unos ms que luego les
vino de lujo.
Así que después de estar un buen par de
horas tranquilamente a la sombra en el coche echando un sueñecillo, aparecieron
mis compañeros después de subir el Agnello, puerto del que dicen tiene las
mejores vistas de los Alpes y el motivo principal por el que quería ir a
subirlo, en esos momentos mi ánimo estaba por el suelo.
Pero tocaba animarse, teníamos un traslado
de casi 250 ms hasta Bedoin que al día siguiente tocaba el Mont
Ventoux.
El traslado fue cuando menos divertido e
hicimos mucho turismo, ya que el GPS nos metió prácticamente por carreteras
comarcales, por cierto, muy bonitas y con su encanto, pero eso sí, lleno de
curvas y puertecillos pequeños. En uno de ellos, nos proporciono una panorámica
del Mont Ventoux a lo lejos realmente espectacular, y eso me hizo que mi ánimo
subiera algo. Ya había ganas de subirlo. Este es otro puerto mítico.
Como decía, después de un traslado un
tanto pesado(otro mas), llegamos a nuestro hotel, que francamente estaba muy
bien y después de dejar los bártulos e instalarnos, fuimos a Bedoin a cenar y
darnos un paseo tranquilamente, viendo que este pueblo vive realmente del puerto
y todo lo que significa. Después de una cena muy copiosa y estupenda, tocaba
darse un paseo por el campo a la luz de las estrellas y luego a dormir. Aunque
nos quedamos con ganas de haber subido el puerto de noche, ya que desde arriba
podría haber una vista espectacular, pero como estábamos un tanto cansados y el
coche apenas tenía gasolina……….mejor no arriesgarse.
Al día siguiente tocaba el Mont
Ventoux.
Al día siguiente allí subiríamos.
Continuara.
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