Marcha : Guadarrama Gravel Challenge
Lugar : El Escorial (Madrid)
Fecha : 22 de Junio de 2019
Este
pasado domingo, la tienda SanFer Bike organizo una KDD Gravel que salía del
Camping de El Escorial, inicialmente la idea era 160 kms con 3400 metros de
desnivel, pero posteriormente sacaron la opción "3/4 Gravel" que se
quedaba en 120 con 2.300 metros de desnivel y me apunte a esta última opción.
La
verdad es que el reto me gustaba, ya no solo por todo lo que había que subir
sino más bien por ver subidas por otras vertientes en modo pista que me
apetecía conocer, aunque al final, por unas cosas u otras, había poco terreno
que no conocía, aunque también es verdad que mucho del recorrido hacia unos 20
años que no pasaba por allí.
Ya los
días previos, cuando se publicó el track de ambos recorridos, me pase buenos
ratos siguiendo el track en Google Maps, tratando de aprenderme el recorrido ya
que era la primera vez que iba a utilizar mi nuevo Garmin Edge 520 Plus en modo
trayecto y no sabía cómo iba a reaccionar el tema, y tengo que decir, que he
acabado encantado. Ahora sí que puedo irme a Pirineos o Alpes con toda la
tranquilidad del mundo, que no me voy a equivocar en cruces o desvíos.
La
salida se dio de forma escalonada a partir de las 08:30 de la mañana, a mi modo
de ver, demasiado tarde. Estábamos en el día más largo del año y se avecinaba
mucho calor, no entiendo que ante el recorrido tan largo y de tantas horas (los
de la larga estarían entorno a las 10 horas) no aprovecháramos mas la luz y la
fresca de la mañana para ir haciendo camino. Yo desde luego, habría salido
tranquilamente a las 6:30 o las 7 de la mañana.
Mientras
tanto, en la salida, aprovechando que otro participante tenía la misma bici que
yo, nos pusimos a charlar y al final, pues dos personas que conocí (Cesar y
Daniel) que venían desde Valladolid para hacer el recorrido, y entre pitos y
flautas hasta casi la Fonfria pude ir con ellos, después, mi falta de fuerza
este año (por motivos que muchos saben) subiendo me pasa factura, pero no
adelantemos acontecimientos.
Como
comentaba, a las 08:30 salimos de El Camping de El Escorial, sabiendo que lo
que había por delante no era cualquier cosa: Abantos, Collado de la
Mina+Leones, Fonfria y Cotos+Navacerrada. Es decir, 4 señores puertos.
El
primero de ellos, Abantos. Sin sorpresas, ya lo he subido varias veces, aunque
de eso hace tranquilamente 10 años de la última vez, y desde aquella vez hasta
ahora, el asfalto a peor. La primera parte aún se podría subir con la flaca,
pero cuando llegas a los kilómetros finales, aquello se convierte en una pista
de obstáculos, tierra y piedras, aunque era eso a lo que veníamos.
Yo
desde el minuto 1 lo tenía claro, en todas las subidas a mi ritmo, el objetivo
era subirlos todos y terminar. Tardar más o menos tiempo, como que me daba
exactamente igual, además, ni había dorsales, ni tiempos, ni clasificaciones ni
nada, el reto era terminar, aunque algunos así no se lo tomaran, como en todos
los eventos de este tipo.
Como
decía, desde abajo a mi ritmo, con el 40x42 en los tramos duros y en otros
tramos te permitía bajar unos piñones, esta subida como el rosario de la
aurora. Pasabas y te pasaban, aun no hacía calor, pero el día prometía.
Ya
arriba, la foto de rigor con el cartel y rápidamente para abajo dirección
Peguerinos, aunque enseguida tomaríamos el Camino de las Navacuelas, para
dirigirnos al Collado de la Mina. En la bajad mencionar el pequeños susto que
tuve, ya que a la salida de una curva en sombra, me pego tal bote la bici que
se me escurrieron las manos del manillar, pero anduve con pericia y pude volver
a agarrarme y no caerme, y más en bajada. El susto fue importante, y a la
postre no vino mal, ya que eso hizo que tuviera mucho cuidado en todos los
tramos de bajada que tenía por delante.
Este
tramo aunque no lo parezca, es bastante recto y plano, con algún que otro
repechin corto, y ahí se puede rodar relativamente bien, además en ese tramo
está el Campamento Peñas Blancas, que siempre me ha llamado la atención.
Después de transitar por esta pista, se llega al cruce con el camino del
Collado Hornillo, que nada más girar, te das cuenta que acabas de empezar el
Collado de la Mina, porque hay un rampon de 1 km largo que se agarra bien.
La
gente pensaba que este puerto era la subida al Alto del León, pero eso es del
todo incorrecto. Se coronaba el Collado de la Mina (desde arriba tienes una
vista de El Valle de los Caídos muy diferente a la habitual) y luego, se baja
por pista hasta el Alto del León. Yo en esta pista, no es que bajara despacio,
bajaba lo siguiente, ya que estaba lleno de piedras y había que tener pericia.
Aunque alguno bajaba que parecía que estaba haciendo otro deporte, como que las
piedras no iban con ellos.
A mi
desde luego, bajar así de rápido con ese terreno, no me compensa y preferí
bajar con cuidado, evitando caídas y pinchazos, aunque se tenía que bajar
prácticamente todo el rato de pie, ya que las bicis de cx/gravel al no tener
suspensión en este tipo de bajadas, te comes toda la vibración del suelo en los
brazos con lo que llegas abajo machacado. La cosa pintaba bien, en el alto del
León, apenas llevaba 35 kms y ya más de 1.100 metros de desnivel
acumulado.
Después
de hacer una parada técnica (tanto en el cartel del collado de la mina como el
cartel del Alto del León), tocaba bajar un poco por este puerto dirección
Guadarrama y justo pasada la primera curva había que coger el camino para bajar
a Cercedilla. A mi este punto me pareció el más peligroso con diferencia.
Eran
casi las 12 de la mañana y la caravana que subía por el puerto había que verla,
estaba lleno de coches y además, al bajar más deprisa de lo habitual, como que
el GPS no le daba tiempo a marcarte bien el desvió. Entre eso, y que el
personal de "apoyo" a la KDD no se hacía ver lo suficiente, nos
pasamos el desvió y nos tocó, de muy mala manera, cambiarnos al otro lado del
carril jugándose el pellejo en una ventana despejada de coches y subir medio
kilómetro para coger el desvió bueno.
Eso sí,
fue coger el desvió y empezó una pista en modo sendero de lo más agradable,
fácil y bien transitable, que hice en compañía de estos dos compañeros de
Valladolid que conocí a la salida y que fuimos este tramo de buena charleta. Lo
único, el tramo final de entrada a Cercedilla era algo complicado, de nuevo por
el tema de piedras.
Ya una
vez en Cercedilla, pasar por el túnel que pasa por debajo del tren y hale, ya
todo para arriba hasta la cima de la Fonfria.
A mi
este puerto, de todos es el que más me gusto, cierto que con la flaca ya había
subido hasta lo transitable con asfalto, pero después, empezaba una pista muy
ancha y con buena pista hasta arriba, que salvo puntos muy concretos no ofrecía
desniveles demasiado exagerados. Al igual que en los dos puertos anteriores, yo
desde abajo puse mi marcheta, y con la grupeta que empecé la subida ya no la
volví a ver más y me hice todo el puerto prácticamente solo. Incluida la parte
de asfalto de la parte de abajo de asfalto, que estaba llena de coches y
excursionistas, lo que lo hizo un tanto desagradable, había mucha gente.
Aunque
luego ocurrió una buena anécdota, ya casi arriba me agarro un biker y resulta
que era Javier García del Moral, de El Escorial, muy buena gente, que somos
amiguetes del ciclocross y de las carreras de carretera (de hace varios años,
cuando estas molaban y no como ahora), estuvimos apenas 10 minutos (él se
desviaba por una senda) pero bonita coincidencia. Que hizo que me plantara
arriba de la Fonfria casi sin darme cuenta, aunque hay que reconocer que es un
puerto precioso. Y tiene unos cuantos miradores que merece la pena subir, ya
sea andando o en bici. Por qué gente andando había muchísima y la ruta no me
pareció excesivamente dura para ir a pata.
El caso
es que era llegar arriba, hacerse la foto rapidito y bajar. El sol empezaba a
estar alto y había que aprovechar, pero ahora empezó lo peor de la ruta. La
bajada por la calzada romana hasta la Fuente de la Reina, donde se giraba para
coger una pista asfaltada (ciclable perfectamente con la flaca) hasta las 7
revueltas.
Y lo
mismo que en la bajada del Collado de la Mina, había alguno que bajaba como si
no hubiera mañana, yo lo tuve claro, despacito para evitar caídas y pinchazos,
que ya había tenido un susto bajando Abantos.
En el
desvío, parada técnica de apenas medio minuto para llenar la cacharra de agua y
para abajo, además, preferí hacer la bajada solo para ir a mi bola. Aunque
luego abajo, igual que las bajadas anteriores, 3 o 4 me bajaron que había que
verlos, y eso que había excursionistas andando de cara.
Ya
abajo, un poco más arriba de la Fuente de la Cantina, en la subida de
Navacerrada por el lado de Segovia, tocaba subir un poco por la carretera,
justo hasta la primera revuelta (de las famosas 7 revueltas de la subida de
esta vertiente del puerto de Navacerrada), y se cogía una pista asfaltada que
nos adentraba en una preciosidad de bosque, donde el sol no podía meter ni un
solo rayo de luz. Este tramo, con el calor que estaba haciendo vino de
maravilla para ir un poco por la sombra, pero claro no todo iba a ser así,
aunque la pista era relativamente fácil (aunque había un tramo duro), de
repente te encuentras un cruce que para mí fue la entrada al infierno.
Cruce a
la derecha, donde te pone "Cotos 3,5 kms" y claro, después de todo lo
que has subido y la paliza que llevas encima, piensas que esto ya está hecho y
que esos 3,5 kms te los comes con patatas, pero craso error.
Al
principio, los primeros 300 o 400 metros eran llevaderos, pero de repente, el
camino se estrecha, las piedras se levantan y la pendiente se empina pero de
verdad. Aquello no se cuánto media, pero fue verlo, y la espalda, los riñones y
las patas ya me empezaron a doler. Pero nada, para arriba.
Según
vas penando, ves que algún excursionista baja de frente y claro, no es plan de
rendirse delante de un desconocido, así hasta tres veces, pero llegando al
kilómetro final, me dije que hasta aquí habíamos llegado. Pie a tierra.
Pero no
os confundáis, tenía fuerza y voluntad para seguir para arriba, pero lo que no
tenía era técnica. Según iba subiendo el camino se hacía más difícil
técnicamente, hasta que era un rio de piedras gordas donde mantener el
equilibrio a mí me resultaba imposible. Por delante, vi a dos que iba cogiendo
poco a poco, que estaban caminando y por detrás, a lo lejos veía a otro que
también iba caminando, pues mira: blanco y en botella. El último kilometro a
pata y no era precisamente una subida fácil.
Entre
lo empinado que estaba, las piedras y que cargas con la bici, como que ese
kilometro se me hizo pestoso de verdad. De hecho, dos excursionistas con
mochila y palos, me cogieron (que antes pase yo en bici) y me hicieron compañía
hasta arriba, y aunque eran alemanes, fuimos mediamente hablando hasta arriba,
donde cada uno ya tomaba su rumbo. Ellos para Peñalara a seguir andando, yo al
Bar de la cima del puerto de cotos.
Eran
las 2:30 de la tarde, ni una nube, un calor que te mueres y yo sin nada de
hambre, esto último muy mal síntoma, porque cuando uno está así, es que estas
empezando a entrar en crisis. Y como de estas ya he sufrido unas cuantas, lo
primero que hice fue comprar 2 aquarius de naranja y una napolitana. La primera
lata me la tome sentado, pero la segunda y la napolitana, hice el esfuerzo de
volver a subirme a la flaca y no parar, ya que como estuviera mucho rato allí,
no me quería ni imaginar lo que me iba a costar llegar a El Escorial.
Dicho
esto, los valientes que se hicieron la larga se tiraron para abajo hacia
Rascafría para afrontar Morcuera y luego 40 kms más hasta El Escorial. Yo allí
arriba, habiendo hecho 72 kms con 2.200 metros en 5:30, me dije que ya tenía
bastante y que dijera lo que dijera el track, yo todo recto a El Escorial por
la carretera, que la pechada ya estaba hecha y bajar por pista ahora, no me
aportaba nada (el desvío estaba en la curva de El Ventorillo).
Así que
me subí a la flaca y comencé a ir a Navacerrada, iba como alma en pena. Cada
mordisco a la napolitana era como si estuviera comiendo goma, me daban ganas de
escupirla pero me la tragaba porque sabía que era lo que necesitaba, después de
casi 8 geles y mierdas similares, mi estómago necesitaba comida de verdad. Y el
Aquarius tampoco es que entrara con facilidad, aquello no me sabía a nada. Pero
el caso es que en esos 8 kms (que me hice solo) conseguí comerme todo y me
salvo de agarrar un buen pajarón.
Ya en
Navacerrada, lo tuve claro, todo recto hasta abajo, a Los Molinos, Guadarrama y
El Escorial. Mi culo también había dicho basta a tanto bache e ir directo fue
la mejor decisión que pude tomar. El caso es que llegue al camping y en cuanto
firme, me senté debajo de una encina enorme que había allí que habían montado
una barbacoa para todos.
No
éramos más de 15, todos los que estábamos allí habíamos hecho la corta. El caso
que hasta que empecé a ser persona pasó un buen rato, cuando mi estómago dijo
que ya podía meter comida de verdad, un par de pinchos de tortilla, un buen
bocadillo de lomo y un par de latas, me sentaron como manjar de dioses. Pero
allí tirado en la silla, estuve cerca de una hora. No tenía ni ganas de ir al
coche a cambiarme, no sabía ni donde estaba la bici ni tenia fuerzas para
desatarme las zapatillas.
En
resumen, un pedazo de ruta, puede parecer que 110 kms es poco, y para carretera
puede que si lo sea, pero para hacérsela en Gravel (al final 6:40) es una
barbaridad, y no quiero ni piensan los que hicieron la larga que les salieron 3
horas más.
El
desnivel en los primeros 72 kms es realmente brutal, a ritmo de Marcha Purito
pero merece mucho la pena. Me ha permitido ver la Sierra de Guadarrama desde
otro punto de vista y si quieres hacer puertos, no hace falta que sea asfalto.
Yo
acabe relativamente entero, era un test importante para mí. Se confirma que
este año no ando ni con gasolina súper (por los problemillas que tengo, estoy
tomando alguna chuche recetada por médicos que da en un control valores
"raros"), pero que a mi tran tran y con ese desarrollo me subo todo.
Y que llegado cierto punto, la fuerza no está en las piernas, sino en la
cabeza.
En
definitiva, que la semana que viene me voy 3 días a Pirineos.
Hasta
la próxima.
No hay comentarios:
Publicar un comentario