lunes, 3 de octubre de 2016

Carrera : Trofeo Virgen del Rosario

Carrera : Trofeo Virgen del Rosario
Lugar : Boadilla del Monte (Madrid)

Fecha : 25 de Septiembre de 2016

Ayer 25 de Septiembre de 2016, se acabo mi sanción por dopaje familiar, como le llamo yo el hecho de tener 5 críos pequeños y con lo que conlleva.

Mi última carrera Máster fue el 17 de Mayo de 2016 en Fuenlabrada, y ayer en Boadilla han transcurrido 1 año, 4 meses y 8 días, o lo que es lo mismo, 497 días, sin ponerme un dorsal ya sea en carrera de carretera, ciclocrós o marcha cicloturista. Nada de nada en todo este tiempo y ha sido una larga travesía en el desierto la verdad.

Entre medias, una preparación para una Alpen Brevet, con el resultado de una Apendicitis operada de urgencia y dicha aventura alpina se marchó y mucho me temo, para que tarde mucho tiempo en volver. Es decir, un cumulo de circunstancias donde esta larga espera se ha hecho muy larga.

Aún me estoy preguntando cómo se me metió en la cabeza el apuntarme a la carrera de Boadilla, ya que aunque creo que de forma no estoy mal (dentro de mi nivel, claro está), no es lo mismo que meterse en medio de todos los lobos que ahora mismo hay en máster, y más en la última carrera de Madrid, donde muchos se están jugando su puesto final y la mayoría están con el ritmo de todo el año, algo de lo que es evidente, no tengo.

Pero ahí que me anime, pero con la mente puesta en el ciclocrós que da comienzo de aquí en dos semanas, había que buscar un poco de ritmo de competición y volver a catar el sabor a sangre en la boca, el poco oxigeno en el cerebro y el dolor de piernas antes de comenzar dicho calendario.

Era la primera vez que corría en Boadilla (al menos la carrera de verano, el pavo si lo he corrido alguna vez) y había que dar 9 vueltas al circuito de 9 kilómetros y pico, que el Club Ciclista Boadilla había preparado los últimos tres años, con una subida inicial que te pone en solfa, con 2-3 kms por la urbanización Monteprincipe donde no hay nada de descanso y el descenso a meta por la autovía a mil por hora para comenzar de nuevo pasando por el tramo de pavés del Palacio de Boadilla.

Lo mejor de todo fue el previo de la carrera dado que mucha gente se acerco a saludarme y charlar un poco conmigo, con las típicas preguntas de que tal todo, la familia, que poco se me ve y cosas así. Repito: lo mejor de todo.




Y así paso el tiempo relativamente volando, hasta que puntualmente con 20' de retraso sobre la hora oficial de comienzo de la prueba (9 de la mañana) se dio el pistoletazo de salida a los 140 corredores.

Y como recordaba, se salió prácticamente esprintando. Yo solo recuerdo que fue arrancar y esprintar a cola de pelotón con el látigo a tope, hasta que a los 2 kms de salir, comenzaba la subida a Pozuelo y su desvío a Monteprincipe. Dicha subida se hizo fuerte, no sé si a mil por hora, pero a mi desde luego me lo pareció, pero como era la primera, la pase como buenamente pude.

Después la travesía por la urbanización Monteprincipe, que no tenía grandes cuestas ni rampas, pero el machaqueo de ir subiendo y subiendo, además de con plato y apretando el culo, machaca mucho más de lo que parece. Hasta que llegamos a la rotonda que daba paso al tramo de autovía. Ahí miré para atrás y ya iba el último. Desconozco si por que había gente cortada y ya no la veía, o es que realmente iba el último.

Ya en el tramo de bajada, pude recuperar posiciones para tratar de ponerme más delante de cara a la segunda vuelta. Y aquí empezó mi calvario. La siguiente subida la subí más o menos bien, aunque pensando que me quedaban 7 mas............me entraban escalofríos, pero luego llego el tramo donde no pensé que me quedaría. Y es que finalizando el tramo de la urbanización, en el repunte final que acaba en una rotonda y de ahí para abajo por la autovía, cuando apenas me quedaban 50 metros, literalmente explote. Aunque no del todo.

Llegue arriba con apenas 10-12 segundos perdidos y pensaba que en el tramo de bajada podría enganchar, y de hecho entre ir esquivando los coches de asistencia y su rebufo cuando pase por meta por segunda vez, apenas me sacaban 20 metros, pero ya era del todo imposible. Se había acabado la carrera para mí. Y mirando en ese instante, cuando apenas llevaba 19 kms la media que tenía era de 43 Kms/hora. Casi nada.

En ese preciso instante cambié el chip, ahora tocaba entrenar, así que seguí solo el resto de la tercera vuelta y la cuarta completa (aunque los jueces al pasar por meta me decían que estaba fuera y me quitara el dorsal), pero estaba entrenando. Además, sabía que antes o después me iban a doblar y era una buena oportunidad para meterme de nuevo en la carrera para ayudar a mi compañero Coleta, que podría hacer algo en Master-50.

Así que en la quinta vuelta, justo en el tramo de bajada por la autovía, fui doblado por el pelotón, donde discretamente me puse por ahí en medio y estaba de nuevo en carrera, o haciendo un entreno de calidad.

Ya en mi sexta vuelta (la séptima para el pelotón), la subida se hizo de forma desatada, a tope, pero lo que son las cosas, no lo pase mal y la pase sin problemas. Pero en el tramo de Monteprincipe de nuevo me fui a atrás del todo, más que nada porque no quería estorbar a nadie, ya que la gente se estaba jugando la carrera y no quería ningún susto que estas cosas las carga el diablo. Así que en el mismo punto que la vez anterior, me deje ir para terminar esa vuelta a mi ritmo y a la vez mi carrera.

Aunque lo peor de todo fue las noticias del accidente de Miguel Ángel de la Fuente, donde una moto que NO era de la organización hizo caso omiso a las indicaciones de la Guardia Civil de que la carretera estaba cortada y provoco su atropello, acabando los dos en el hospital a cual más grave. Mis ánimos desde aquí a Miguel Ángel y al otro pollo espero que le caiga todo el peso de la ley encima, porque lo que ha hecho no tiene nombre.

En fin, conclusiones a parte, mejor de lo que yo me esperaba aunque la verdad, la diferencia de ritmo es más que evidente, ahora solo toca ir a mas carreras y sufrir, tragar kilómetros y kilómetros de miseria en competición para que en algún momento, y puede que ese momento no llegue nunca, pueda estar en el pelotón principal o mal, pero vamos, lo principal es pasárselo bien y volver de una pieza a casa.

Nos vemos en el barro.

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