miércoles, 31 de agosto de 2011

Asturias, patria querida (Parte 1)

Subir, subir, subir.........


Hace un par de semanas, gracias a que de nuevo la oportunidad la pintaban calva, tuve la oportunidad de volver a Asturias por unas horas para hacer de nuevo algunos puertos que tenía en mente.

En principio, dado que iba a estar en Sanabria (Zamora), podría tener la oportunidad de acercarme tres días a Asturias (en días alternos, es decir, ir y volver en el día) ya que estaba a apenas 2 horas de mis lugares de salida para hacer las mencionadas rutas.

Finalmente, fueron dos y no tres días los que pude acercarme, ya que motivos personales (benditos motivos personales), motivaron que tuviera que reducir a la mitad mis planes. Pero como dice el refrán, “lo bueno si es breve, dos veces bueno”, así que en vez de lamentarse, lo que tocaba era disfrutar al 200%.

Así que esta crónica, se compondrá de dos partes, una para cada día de Asturias.
El primer día fue el pasado Domingo 14 de Agosto.

Antes de eso, el día anterior para ir calentado motores, ya en mi campo base sanabrés, rodé cerca de una hora a ritmo suave, aunque me acerque a la tremenda subida del Repetidor de San Juan de la Cuesta, ya que tiene rampas que superan el 20%.Bien es cierto, que son apenas 4 kilómetros, pero para entrar en calor, más que suficiente.



Hacía varios años que no subía, y la verdad, aunque la vista desde arriba es impresionante ya que se ve casi toda la comarca de Sanabria, la subida esta en un estado realmente lamentable, ya que para una bici de carreras, está prácticamente impracticable, de hecho, al realizar la bajada, hubo muchos tramos que los tuve que hacer a pie, así que a día de hoy, es una subida que no volveré a realizar hasta que la arreglen, al menos, con bici de carreras. Pero para calentar un poco las piernas y quitarse la pesadez del viaje, me servía.



Ya al día siguiente, se dieron las circunstancias, para que durante unas horas, pudiera olvidarme un poco del día a día y escaparme con la flaca, todo ello, gracias a mis padres, mi hermana y abuelas, ya que con tanta ayuda, los tres peques iban a estar totalmente atendidos, incluso me animaban a que lo hiciera para desengrasar un poco y coger fuerzas para el año que se avecina.

Así que dicho y hecho, tocaba diana a las 5 de la mañana, para dejarlo todo atado y bien atado (biberones varios) y a las 6 camino de Cangas de Onís, a 300 Kilómetros de casa, que hice prácticamente todo por autovía (exceptuando los últimos 45), en apenas 2h 30’.

Ni que decir, que el tramo de autovía que circula por Campomanes, en medio de los colosos Leoneses-Asturianos, el subidon de moral fue importantísimo, ya que pocas cosas más bonitas se pueden ver desde un coche que estar en medio de tanta mole de montaña y saber, que puedes conquistarlas a lomos de tu flaca.

Llegue a Cangas de Onís a las 8:30 de la mañana, y en apenas 10 minutos, ya estaba dando pedales, camino de mi primer objetivo: el puerto del Pontón.



Este puerto no lo había subido nunca en bici, aunque si en dos veces anteriores lo había hecho en coche, en las dos ocasiones que asistí a la marcha de los Lagos de Covadonga y de vuelta, volvimos por el Puerto del Pontón y el Desfiladero de los Beyos, algo realmente espectacular, ya que vas entre montañas todo el rato y solo al final, empiezas a mirar al cielo. Yo desde aquellas ocasiones, tenía en mente hacer este puerto algún día, así que el sueño se cumplía.

Mucho ojo con este puerto, ya que aunque algunas altimetrías indican que son “apenas” 30 kilómetros de puerto desde el cartel que indica el comienzo del Desfiladero de los Beyos, personalmente no puedo estar en mas desacuerdo, ya que desde la misma salida de Cangas de Onís, la carretera va picando para arriba, cierto que sin porcentajes brutales, pero todo el rato picando para arriba lo que añade kilómetros a la ascensión.



Una ascensión, como he comentado muy bonita y muy larga, posiblemente el puerto más largo que he subido en España (y que en muchas ocasiones me recordaba al Portalet), ya que una vez que coronas el Pontón, si se desciende apenas 1 kilometro, lo puedes encadenar con la subida al Puerto de Panderrueda con 7 kilómetros más.






El resultado final es que desde Cangas de Onís hasta el Puerto de Panderrueda, tienes 52 kilómetros de ascensión, de los cuales, los 25 primeros son suaves, pero los últimos 25 tiene kilómetros que exigen lo mejor de uno mismo, lo que da un puerto doble de mucha entidad, que al menos yo, tarde casi 2h 35 minutos en subir, y eso sí, apenas 50 minutos en bajar, aunque los últimos 15 kilómetros es una bajada de dar pedales.

Luego, tocaba transición de 13 kilómetros hasta la Basílica de Covadonga, donde comenzaría el verdadero coloso del día: Los Lagos de Covadonga.



Este puerto lo comencé a subir cuando ya llevaba 4h 30’ en las piernas, así que tocaba lidiar con el cansancio, la finísima lluvia que me acompañaba y con las durísimas rampas del afamado puerto.

Lo único realmente bueno, era que la subida la haría prácticamente solo, es decir, sin coches, ya que el puerto está cerrado a coches particulares, y solo un servicio discrecional de autobuses, sube y baja a la gente hasta la cima, una idea estupenda para reducir un poco la contaminación que puedan producir esos coches, aunque el subir y bajar de autobuses es constante. Personalmente, cuando estaba a la mitad de puerto, ya iba por 20 autobuses y deje de contar.

Esta es una subida realmente exigente, tiene un arranque duro que se mantiene hasta la Cuesta de Huesera, donde habrá que dar el 200% de un mismo, ya que esos 800 metros por encima del 12-13% constante se hacen realmente duro.



Pero lo duro de esta ascensión, es lo que viene después, el Mirador de la Reina, otra rampa tan dura como la Huesera, pero como te pille desprevenido, lo puedes pasar realmente mal.



Afortunadamente, a pesar que toda la subida la hice prácticamente bajo una finísima lluvia, la temperatura era realmente ideal para montar en bici, creo que fueron unas condiciones climatológicas magnificas.

Después de casi una hora luchando contra este puerto, llegue arriba un poco tocado la verdad, pero otra cima al zurrón, en esta ocasión, por tercera vez (y veremos cuando puedo volver).



Luego tocaba el descenso con calma, ya que el piso estaba mojado, un poco de llano hasta Cangas y camino a casa, para culminar un día de lo más completo.

Teniendo en mente y en el horizonte, la segunda etapa asturiana dos días después, con tres auténticos colosos, lo que convertiría el día en una autentica odisea.

Hasta la próxima.

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